Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
44 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ XX Aunque con la banal y contemporizadora declaración de seguir reconociendo al rey español, la conmoción de 25 de mayo fue, en definitiva, el nacimiento de la patria argentina a la vida y el rango de los pueblos libres; nacimiento ratificado, seis años más tarde, por el famoso acto de 9 de julio de 1816, en que el congreso de Tucumán (4), "protestando al cielo, a las naciones y a los hombres de todo el globo, la justicia que reglaba sus votos, declaró solemne– mente, a la faz de la tierra, la voluntad unánime e indubitable de las provincias argentinas, de romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de nación libre e indepen– diente del rey Femando VII, de sus sucesores y de la metrópoli"; acontecimiento importantísimo en la historia americana, porque de él arrancaron la potencialidad, la eficiencia y la eficacia de la acción de que ese mismo eminente y generoso pueblo en la emancipación (4) Pennítasenos recordar aquí, entre los miembros del Congreso de Tucumán y firmantes de la célebre acta de 9 de julio de 1817, a un compa. triota nuestro, notabílisimo, cual fue don Néstor Darregueira, nacido en Lima en 1769; llevado, muy niño a Buenos Aires, en donde estudiaba filosofía y teología (en el colegio de San Carlos) hacia 1787; graduado de abogado y doctor en Chuquisaca; concurrente al cabildo famoso de 22 de mayo de 1810 y al movimiento del 25 de ese mes y año; confinado en la villa Luján por saavedrista, confinamiento limitado después a su propia estancia de San Isidro, por intercesión y decisivo in.flujo de su esposa, la distinguida dama bonaerense María Antonia de Luca; vuelto a la política por el motín de Fon– tezuelas, debido a otro peruano (arequipeño), Ignacio Alvarez y Thomas, supre– mo Director de Buenos Aires; electo en 1815 diputado por Buenos Aires al Congreso general reunido en Tucmnán el 24 de marzo de 1816; hombre de carácter, inteligencia y probidad, moderado y prudente", miembro "el más laborioso" del enunciado congreso; y sin disputa, uno de los políticos ''más sesudos y acreditados del país", a punto de tener una "influencia decisiva". Murió repentinamente, en medio de un duelo universal, en la noche del 3 de mayo de 1817, a la edad, temprana aún, de cuarenta y ocho años. Fue en casa de Darregueira, donde se ensayó y cantó primera vez, el himno nacional argentino, letra de Vicente López y Planes, y música de Blas Parera. Cantó. lo, en unión de otras bonaerenses, la esposa de Darregueira, doña María Antonia ("su hechicera", como él la llamaba), ante un auditorio íntimo, que escuchó la canción novísima "con lágrimas de santo entusiasmo".-V. para más detalles lo que, respecto de Darregueira y sus hijos (José María, Adolfo y Carlos, militares todos, mandados fusilar por Rosas, y salvados por la in– tervención del general don Tomás Guido), se relata en la Revista Nacional de Buenos Aires, t. III, año, 1887, págs. 30 a 35 nota de la pág. 100.
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