Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
52 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ le consiente, horas más tarde, ingresar solo. Se parlamenta con él. El presunto represor, que ya ha despedido sus fuerzas a Potosí, már– chase en plena armonía con los motinistas, pactando la cooperación común en el sentido de perpetuar los respetos y consideraciones 0ebidos al rey deseado; lo cual no impide que, en la propia fecha de aquel compromiso, y a fin de promover una acción solidaria en la región, contra probables amenazas y aun peligros, salgan el Dr. Mi– chel, el Dr. José Benito Alcérrica (5) y otros emisarios misteriosos, a entenderse con los vecinos de los principales pueblos de la altipla– nicie surperuana, (2 de junio). VIII Tales emisarios fracasan en todas partes, menos en La Paz, don– de Michel es entusiastamente recibido y secundado por los eclesiás– ticos Patiño, Manuel Mercado (6) y Dr. D. José Manuel Aliaga (cura de Guarina), así como por los seglares Juan Bautista Sagárraga, Dr. Estrada, abogado y excapitán don Ramón Arias, que, tras varias reu– niones en las habitaciones de don Pedro Cossío (casa de la ínclita patriota doña María Josefa Pacheco, que es la misma en que ha hospedado al comisionado Michel) deciden el pronunciamiento. La hija d Alonso de Mendoza, la Chuquiabo antigua, en cuyo pecho febril fermenta todavía la honda conmoción encendida por el mal– aventurado Túpac, restaurador soberbio del trono de los Incas, res– ponde al llamamiento de sus hermanos chuquisaquenses, decidida, no sólo a sacudir la presión de las autoridades españolas; sino a romper, de una vez y para siempre, cualesquier vínculo con la me– trópoli peninsular. Más animosa, más audaz, más franca, desdeña aquella fidelidad hipócrita a Fernando VII, en cuyo beneficio apa– rece hecha la sublevación contra Pizarra, y alza en alto el estandarte a la independencia absoluta, que está resuelta a proclamar y a man– tener con su vida y con su sangre. El 16 de julio del año 1809, o sea cincuentidós días después de la explosión chuquisaqueña de 25 de mayo, los paceños, capitaneados por el inolvidable mártir don Pedro Domingo Murillo, por Pedro Rodríguez, Juan Basilio Catacora, Sa– gárnaga, los Lanza (Victorino y José Miguel), Buenaventura Bue– no, Mariano Graneros y otros (Castro, Indabura, Iriarte, Jiménez, Figueroa, Jaén, Güemes, etc.), atacan de noche los cuarteles; sorpren- (5) Sobrino del párroco de Sicasica, don José Antonio Medina, de quien oe hablará después, Alcérrica no siguió hasta La Paz, por haberse enfer– mado de paso en Cochabamba. (6) Hermano materno de Michel.
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