Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

54 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ hoguera que así llameaba a las puertas de sus dominios, a tan pocas míllas de su límite sur, el Desaguadero. Y, así, mientras Hidalgo de Cisneros expedía tardíamente fuerzas diminutas comandadas por el mariscal de campo don Vicente Nieto; fuerzas que apenas si entra– rían en Chuquisaca a fines de diciembre, Abascal, inmediatamente después de recibida la nueva del pronunciamiento de 16 de julio, que el gobernador de Puno trasmitió el 26, apresuróse a disponer la partida del coronel don Juan Ramírez de Orosco, gobernador de Huarochirí, para que, llevando consigo, como núcleo, una compa– ñía del regimiento veterano Real de Lima, reuniese las milicias de Arequipa y Puno, las disciplinase y ocupase las proximidades de la raya fronteriza del Titicaca a la espera de las tropas que el flaman– te presidente del Cusco, brigadier de Goyeneche (el mismo a quien vimos de paso en Chuquisaca) debería conducir de la sede de los Incas, en la calidad de general en jefe. X Tenía éste a la sazón nada más que treinta y cuatro años. Ha– bía nacido en Arequipa el 13 de junio de 1775, y era hijo legítimo del sargento mayor don Juan Crisóstomo de Goyeneche y Aguerrevere y de la señora María Josefa Barreda y Benavides. Había, desde la adolescencia, tenido viva inclinación a la carrera militar, en la cual entró en calidad de cadete o soldado distinguido, hasta ser, a los veinte años, teniente del regimiento de milicias del partido de Ca– maná. Pertenecía a una familia ·acomodada, capaz de satisfacer sus legítimos deseos, fue a la edad referida (1795), enviado a España a formalizar sus estudios en las escuelas de aquel reino, donde en breve ascendió a la clase de capitán, y se le confió una de las com– pañías del regimiento de granaderos reales, comandado por el lime– ño don José Antonio de Lavalle. Pasado a la artillería de la plaza marítima de Cádiz, concurrió, en 1797, a la defensa de ésta contra las escuadras inglesas que la bombardearon el 3 y 5 de julio de dicho año; y, algo después a la embestida de las fortalezas de la Plataforma y de los Capuchinos, en que se batió heroicamente a la cabeza de la guarnición, constituida por doscientas plazas de su cuerpo. En los años subsiguientes, siempre en servicio activo, de– sempeñó delicadas comisiones en el extranjero, motivo con el cual hubo de viajar por Holanda, Suiza, Alemania e Italia, obteniendo extraordinaria cultura y ensanchando el límite de sus ideas en la táctica y la estrategia. Hasta ilustró su nombre con algunos escri– tos, referentes a motivos de su profesión; y era ya bastante conoci– do y apreciado en los círculos oficiales de la Península, cuando esta-

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