Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
TRIUNFOS DE LA REVOLUCION PLATENSE 55 liaron los conflictos y movimientos antibonapartistas de 1808. Ob– tenía ya en esa fecha el grado de brigadier y lucía en su pecho las insignias de caballero de la orden de Santiago, cuando fue enviado al nuevo mundo en ejercicio de la comisión de que ya estamos im– puestos. Cumplida ésta, según vimos, en Buenos Aires y Chuqui– saca, vino al Perú, donde Abascal dióle la presidencia interina de la Audiencia del Cusca, cargo, este último, en que acabamos nueva– mente de encontrarle. Con una experiencia de tres años en el go– bierno de unidades de artillería, que era su arma favorita; con do– tes de sugestión simpática y de dirección organizadora; administra– dor previsor y cauto, paciente, sereno, audaz en la concepción y rá– pido en la práctica de los propósitos que abraza y de los planes que se proponía, nadie mejor que él para llevar a cima la empresa que se le encomendaba, y las demás que se le confiaron después, a me– dida que crecían, como crecieron, su acierto en el servicio y su pres– tigio en las zonas convulsionadas. XI Era a princ1p10s de octubre de 1809, cuando hallábanse sufi– cientemente organizados por Goyeneche y su brillante auxiliar el coronel Ramírez, cinco mil hombres reunidos en el cuartel general de Zepita, listos para abrir campaña. Despidióse primero una vanguardia de cien soldados, con dos piezas de artillería, a las órdenes del coronel e·spañol don Fermín Piérola en momentos en que el puente del Desaguadero estaba ya ocupado y defendido por columnas de los separatistas de La Paz, enviadas por Muríllo a las órdenes de Castro. La disciplina de los atacantes hizo infructuosa la denodada resistencia. Piérola tomó el puente resguardado, y aseguró con él el avance de Goyeneche, quien, atravesándolo el 12 de octubre, presentóse el día siguiente 13 con sus cinco mil hombres, al pie de las cumbres de Chacaltaya (7), a las que se habían retirado los rechazados, y acudido el resto de los sublevados con sus jefes. XII Aunque lo formidable de la posición puede bien compensarse con el número, persuadido Goyeneche de que el asalto ha de exigirle multitud de víctimas, envía emisarios al opuesto campo, con propo- (7) A treinta kilómetros de La Paz y a una altura de cinco mil cien metros sobre el nivel del mar .
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx