Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
PRIMERA EXPEDICION PLATENSE SOBRE EL ALTO PERU 67 el de Charcas, mariscal Vicente Nieto, ora directa, ora intermedia– riamente, presionándole en el sentido de anexar el Alto Perú al Bajo Perú, a fin de tomar aquella importante zona, amenazada inminentemente, bajo su inmediata protección, poniendo así formi– dable coto; a los planes y avances de los "insurgentes". Ninguno de estos documentos tan perentorio y elocuente como el del gobernador de Charcas, que, en aquel extremado celo que había de pagar con la vida, llegó al extremo de convocar a la Au– diencia en real acuerdo, y tomar la decisión de agregar dicha pro– vincia, de hecho y definitivamente al virreinato del Perú. El osado virrey, que, apenas un año antes, y no obstante existir un funcionario de su categoría en Buenos Aires, habíase creído en la obligación de aplastar a los rebeldes de Chuquisaca y de La Paz, extravasando los linderos de su jurisdicción, poco necesitaba por cierto para determinarse y penetrar en el sendero a que estos agentes exóticos le llamaban; y, en consecuencia, inclinado a reponer las cosas al estado que tenían hasta el día de la erección del virreinato del Río de La Plata, congregó, según su costumbre, una junta de las que él llamaba extraordinarias, esto es, constituídas por multitud de funcionarios, además de los natos de su real recuerdo; y en ella se hizo decretar la agregación y el sometimiento del Alto Perú a su autoridad, en el concepto de procedimientos interinos; esto es "en tanto que se lograra el restablecimiento de la soberanía real y la reposición, en su empleo, del virrey de Buenos Aires". La América hispana del sur, desde el Carchi hasta el Magdalena, tuvo, desde ese día, una sola potentísima cabeza: la del férreo Abascal. Publicada la resolución a que aludimos por bando solemne, sólo faltaba obrar con energía; y así lo hizo el acerado puño del gran legitimista, con la previsión, el tino, la tenacidad y la rapidez que puso siempre en todos sus actos. VI Dispuso, en primer lugar (sabedor de que Balcarce avanzaba con sus tropas camino de Jujuy), que en las cercanías se le opusiera un ejército formado por todas las fuerzas existentes en el Alto Perú, ejército que debería estar a las órdenes del general Nieto, inten– dente de Charcas; y, en seguida, que el brigadier Goyeneche consti– tuyérase a las márgenes del Desaguadero, con el general Ramírez Orosco por segundo; y allí, con las milicias de Arequipa, Puno y Cusco reunidas, levantara otro ejército respetable, que, disciplinado debidamente, cooperara meses después, a las operaciones que habían de emprenderse, en vista de los éxitos favorables o no, de las tropas
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx