Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
PRIMERA EXPEDICION PLATENSE SOBRE EL ALTO PERU 71 Balcarce, que con el triunfo de Suipacha habíase abierto la sen– da de Chuquisaca, pronunciada inmediatamente a su favor en 13 de noviembre, voló en auxilio de los cochabambinos y orureños, a quie– nes contemplaba en peligro de destrucción; pero, tranquilizado luego por el inesperado éxito de Aroma, avanzó lentamente a unirse con las entusiastas muchedumbres de Arce. Habíanle éstas franquea– do el camino de La Paz, que hacía más rápido y seguro la defección de Tristán. Pero sólo el 10 de abril de 1811, Castelli demoraba en el palacio episcopal, frente al cadalso del glorioso lV.iurillo. Las hues ~0G victoriosas del Plata habían perdido, desde el 7 de noviembre, fecha del triunfo en Suipacha, hasta la ocupación de La Paz, cinco largos meses; y todavía perderían dos más, largos también, en avanzar so– bre el enemigo; quietud desastrosa que haría cada vez más difícil y lejano el éxito final. (14) Con todo, la revolución, como un torrente desbordado, incontenible, inundaba la extensión del Alto Perú. Cas– telli pudo soñar con la emancipación del Imperio de los Incas, y aun con la ocupación de la risueña capital de los Pizarra, la perla del Pacífico; joya lejana y resplandeciente de la diadema colonial, atrac– tivo de sus anhelos, ápice hermosísimo y glorioso para la feliz campaña . " (15) X Había, anticipadamente, expedido al efecto emisarios secretos en todos sentidos: al Cusco, Puno, Arequipa, Moquegua, Arica, Tac– na, Tarapacá y hasta Lima y Huánuco; y el 5 de febrero de 1811, so pretexto de contestar a la proclama que, en 26 de octubre del año precedente, dirigiera el Virrey Abascal a sus gobernados del Bajo y Alto Perú, alza elocuente su voz, prestigiada ya por dos importantes victorias; garantizada por la presencia de un numeroso ejército, que a la sazón ocupaba, protegía y dominaba el vasto territorio compren– dido desde el Desaguadero hasta Jujuy, y que en esos días, alcanzaba (14) Mientras Goyeneche estaba desplegando los últimos recur6os de su ingenio y decisión para formar el ejército que había de ser muy pronto el ·~xterminio de los rebeldes, se hallaban éstos adormecidos en el ocio y en la voluptuosidad. El soberbio representante Castelli, deslumbrado con la adora– ción que le prestaban los pueblos sometidos llegó a perder aquella energía revolucionaria que había desplegado al principio. Las dulzuras de Potosí, y en particular las de Chuquisaca, lo habían enervado... En esta nueva Capua que– dó sepultado el ardor revolucionario". Torrente, op. cit., vol. I, pág. 178. (15) "La intención de lG\S argentinos (después del triunfo de Suipacha) era .seguir la marcha hasta el Cusco, y del Cusco hasta Lima"; V . F. López, op. cit., vol. II, pág. 39.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx