Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

PRIMERA EXPEDICION PLATENSE SOBRE EL ALTO PERU 75 mento, senados preexistentesl y por eso nativos, de las democracias del continente por emancipar. Consta, como se ha expuesto, que ta– les emisarios y correos trajeron su carrera hasta Lima y Huánuco (16); y, en consecuencia, que, a medida que adelantábanse las tropas argentinas y altoplatenses, camino del Titicaca, fue el previsor re– presentante de la Junta bonaerense procurando ponerse en contacto con los patriotas del Perú; sembrando, en las más importantes po– blaciones de su suelo, fecundos gérmenes de rebeldía; preencendien– do a retaguardia un ambiente hostil a las fuerzas seudolegitimistas que se proponía y esperaba exterminar; y preparando, de un lado, el fracaso de posibles intentos de reacción; y, de otro, la serie de pronunciamientos que, a la sombra y con la ayuda de las banderas que conducía, deberían, como consecuencia ineludible, estallar al amparo de sus victorias. De aquí que, contando por infalibles estas últimas, los jóvenes patriotas de Arequipa y Tacna diesen el grito de libertad, en la propia fecha de la acción de Huaqui; grito que abortado en la prime– ra de las ciudades referidas, resonó momentáneamente en la segunda, para ser inmediata y duramente reprimido, según la vimos en la precedente época de esta historia. Corvacho, Quirós y Zela dieron sus saltos en el vacío, para escalar, entre sufrimientos y sombras, las alturas de la inmortalidad, tendiendo la estela de gloria que habrían de proseguir Angulo, Pumacahua y demás próceres ... Tales fueron las proyecciones saltantes de la primitiva intervención argentina, progenitora de eficiente, después traída por el Aníbal de América; intervención remota (aquella), que, dadas su importancia y trascen– dencia, mal podríamos, sin grave omisión, no bosquejar. XIII Por su parte, el inconsecuente y tornadizo Tristán, que dos meses después, vencidos los patriotas en Huaqui, habría de abando– nar las filas independientes y reentrar en las realistas (recibido en ellas sin castigo, por el influjo y la benevolencia de su primo Goye– neche) habló también a sus paisanos, por proclama datada en La Paz a primero de mayo de 1811; documento, si franco y concluyen– te en lo esencial, pobre y anodino en la forma, ya que (acaso con la tolerancia de Castelli) incidía, al terminar, en inoportuno retroceso a los pretensos derechos de la reyecía agonizante; quizás si con el (16) V. los documentos procedentes del archivo histórico de la Corte Superior de Lima (o sea de la antigua Audiencia), publicados, en su obra sobre Zela, por el infatigable historiógrafo nacional, Dr. Am'bal Gálvez: vol. JI, págs. 106 a 108

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