Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

PRIMERA EXPEDICION PLATENSE SOBRE EL ALTO PERU 79 de Saavedra.- Francisco de Alvarado.- Dr. José Valentín Huido– bro.- Joaquín Manuel Cobo.- Manuel Agustín de la Torre.- El conde de Villar de Fuente". XVI Este oficio, llevado por el bonaerense don Juan Castro (a quien ya conocemos), fue, con su portador, detenido en la senda por Cas– telli; quien, asumiendo -en esto, como en todo- la representación de la Junta destinataria, abrió el pliego, leyólo y contestólo de esta manera: "Excmo. Sr.- Las proposiciones hechas al congreso de la isla de León por los diputados suplentes de América, que V.E. adjunta a su oficio de 28 de abril, a más de que no pueden ofrecer una ga– rantía segura de la prosperidad que anuncian, distan mucho del es– tado ventajoso en que nos hallamos, al que jamás podrán conducir– nos las nuevas, limitadas y nada seguras concesiones a que se re– fieren. A todo lo que se nos ofrece con restricción, tenemos un am– plio y absoluto derecho: poseemos todas las ventajas que debemos poseer, y cuyo dominio no ha podido extinguir en nosotros la fuer– za ni la usurpación". "El ejército auxiliar y combinado de estas provincias ha acre– ditado su amor a la quietud general, y nada mira con tanto horror como la menor efusión de lágrimas y sangre. Vuestra excelencia y todas esas provincias deben estar seguras de que ésta ha sido y será siempre la disposición de las legiones de la Patria. Acaban de dar una prueba terminante de ella; pues, sin embargo de ir avanzando al campo enemigo la izquierda y derecha del ejército combinado, y ha– llarse la vanguardia de nuestra fuerza central en Tiahuanaco en dis– posición de operar militarmente, y su retaguardia en la de moverse de este punto; luego que se han recibido los pliegos de V.E., ha de– terminado, de acuerdo con los generales del ejército y demás jefes del Estado Mayor, cuya lista remito a V.E. en copia certificada, pro– poneros un armisticio de cuarenta días improrrogables, contados desde el de la fecha, hasta que, con presencia de su contestación a éste, se alejen ambos ejércitos a mayor distancia de la línea que di– vide ese territorio del nuestro, para entrar libremente en negociacio– nes estables, que aseguren la pronta y feliz reunión de todas esas provincias, a fin de ponerlas en estado de seguridad interior y exte– rior, antes que el desvastador de Europa se esfuerce a unir nuestro destino al de la Península, de cuya ruina jamás podrá dudar V.E., como no ha dudado ningún sensato calculador. Esta misma deter– minación la imparto al señor general en jefe de las tropas de ese dis-

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