Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

PRIMERA EXPEDICION PLATENSE SOBRE EL ALTO PERU 85 ¡Lástima grande que tales dolores, aprestos y medios, hubiéranse empleado, no en romper, sino en reafirmar la servidumbre propia, dificultando a la par la manumisión de las otras servidumbres del continente! Si Goyeneche, consultando los verdaderos intereses de su patria, los de América, su personal prestigio y su gloria, hubiera, en esas circunstancias, vislumbrado la alteza de aquel momento his– tórico, comprendido la eminencia de la situación y lo extraordinario de su papel; y, en consecuencia, entendídose con los generales in– vasores, dándoles el abrazo fraterno, y ajustado con ellos, ya no una simple espansión de tregua, sino un convenio magno de alian– za y unión, dirigido a la redención del Perú, ¿quién duda de que, en el acto mismo de tal inteligencia, hubiese el legendario imperio de Manco y Huayna Ccapac sacudido el yugo peninsular, y constituídose a sí mismo, en forma instantánea y cuasi tranquila, consumando así, conjuntamente, la redención de todos los pueblos hermanos y veci– nos, sin que nadie ni nada hubiese conseguido oponer valla al de– satado torrente? ¿Quién, cómo, ni con qué elementos -pues todos los de Abascal habían, con pequeñas excepciones, sido enviados de la capital al sur y concentrados en la zona del Titicaca- hubiera logrado, ni intentado siquiera, detener a los emancipadores coaliga– dos, peruanos, y argentinos; e impedir su ingreso en la ciudad sede del virreinato, convertida, de modo súbito, tras breve campaña, vi– vaz e incruenta, en cabeza de una nación independiente?. . . "El ge– neral don Manuel de Goyeneche -dice Mendiburu- ha sido censu– rado, porque pudo hacer la independencia de su patria, ahorrándola mucha sangre y destrucción, en circunstancias de no existir los reyes de España, haber ellos renunciado su trono, y pasado la co– rona a un usurpador extranjero. Entonces se hallaban rotos los la– zos que sólo el virrey Abascal, por ambición egoísta, quiso anudar sacrificando a la América. Los contemporáneos -agrega- no pue– den ser jueces hábiles de los hombres, cuyos altos compromisos re– quieren mucho examen, pruebas competentes y una imparcialidad intachable. Nosotros -concluye- nos abstendremos, pues, de for– mar juicios que pudieran creerse severos; y será cuanto hagamos, respetando la libertad del hombre y las emanaciones de su concien– cia (25). Lo que no quiso o no pudo hacer el gran escritor peruano, pue– de y quiere hacerlo el modesto autor de estas líneas. Apartado del el ejército de Goyeneche era totalmente peruano, que por más señas, no ha– blaba sino el quechua), iban en Huaqui a vencer a los argentinos y alto peruanos, como habían ya vencido a los de otros países. (25) Diccionario cit. t. IV, págs. 174 y 175.

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