Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
90 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ XXIII A las nueve de la mañana estaba ya el general realista a tiro de cañón de las fuerzas patriotas de Huaqui; fuerzas que iniciaron en el acto un vivo tiroteo de artillería. Goyeneche, sin ·devolver la hostilidad, continuó, en pos de po– sesionarse de la pampa intermedia del Azafranal, donde sus tropas pudiesen maniobrar ventajosamente. Eran las diez cuando ocupó esa pampa y comenzó el ataque. Vivaz y furente éste, trascurrieron no obstante dos horas sin que el valor y tesón de los asaltantes diese a éstos últimos ninguna ventaja. De repente, y desesperando ya de sus esfuerzos, nota Goyene– che, con su vista de águila que en las posiciones contrarias ábrese claro, o descuidado, o malamente guarnecido, entre la izquierda y el centro de los independientes (o sea entre las alturas de Huaqui y las de Ccasa); claro que sí de acceso difícil por sus breñales y des– peñaderos, ofrenda una manera de hacer algo decisivo. En .el acto ordena a Tristán salir de la quebrada, flanquear la izquierda de ésta, escalar el cerro y la cima indefensa, y acometer por ellos a los contrarios, cooperando al empuje de frente que el propio Goyeneche tomaría en seguida. Empeñase, así, dentro de la acción general, la que podríamos llamar batalla parcial de Huaqui: ala derecha de ésta última es la división de Tristán; centro la gruesa columna confiada desde ins– tante al bravo cuzqueño, coronel don Francisco Picoaga (cuyo la– mentable fin nos es ya conocido); e izquierda, el resto de las tropas, a órdenes del mismo general en jefe. XXIV Con movimientos en masa primero, y numerosas guerrillas pe– netrantes después, todos admirablemente combinados oculta aquel general la partida y el avance de Tristán. Opera éste con rapidez, serenidad y acierto extraordinarios (29), y logra en breve -cuando ya no hay remedio que oponer a la ma– niobra- encaramarse sobre la inescudada extremidad siniestra del campo de Balcarce. Son las doce, y el combate se extiende por todas partes, tenaz, encarnizadamente. La gente de Picoaga arremete a (29) Don Pío Tristán acreditó en la dirección del importante ataque que se le confiaba, tanta inteligencia como espíritu y decisión'': Camba, op. et vol. cit., pág. 58 .
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