Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

GOYENECHE EN EL ALTO ·PERU 101 Mojos. Díaz Vélez, con fuerzas superiores, se vino sobre Barreda, repelido a su vez hasta Tupiza. Goyeneche envía entonces a Picoaga con la mitad de su división. Díaz Vélez se retira y Picoaga acampa más allá (en Yavi) con mil hombres. El jefe argentino toma todas sus tropas dispon ibles (mil seiscientos hombres) y avanza en pos de Picoaga. Este parte al encuentro de su adversario (9 de diciembre) . Chocan las avanzadas de una y otra fuerza ( 11 de noviembre). Díaz Vélez está resuelto a dar la batallla y maniobra con tal intento. Picoa– ga, según sus instrucciones, elude la acción. Ambos ejércitos mar– chan, contramarchan y se observan todo el resto de aquel mes. Díaz Vélez, ansioso de una embestida y últimamente reforzado con dos– cientos hombres que de Tucumán le trae el legendario patriota Mar– tín Güemes, prepárase para dar aquélla el 29. A la una de la mañana de ese día muévese de Barrios y busca al enemigo. Lo descubre y distiende sus guerrillas. Picoaga retrocede a Tupiza. En el camino se le incorpora el resto de su división y hace alto en Suipacha, al norte del río de este mismo nombre, que lo separa de los indepen– dientes (30 de diciembre). Díaz Vélez se aproxima y toma posicio– nes en el Nazareno (31 de diciembre). Los dos contendores se miden y continúan frente a frente. Los patriotas inician un cañoneo tenaz, y desprenden su caballería, que pretende esguazar el río a la izquier– da de Picoaga. La corriente, engrosada por las torrenciales lluvias de la estación, hace ese esguazo imposible. Se mantiene la imposibi– lidad hasta el 12 de enero, en que una baja aparente provoca h~ repetición de la maniobra. Fracasa ésta otra vez: las aguas alboro– tadas arrastran consigo los primeros caballos que se atreven a pene– trar en el álveo. Picoaga, entretanto, permanece inmóvil e impasible hasta el 18. día en que, llegado al campo el coronel José García Santiago con un batallón realista, es él quien entonces toma la ofen– siva. Logra atravesar el Suipacha y forma en batalla. Hace lo propio Díaz Vélez. El combate tanto tiempo diferido parece esta vez inevi– table, cuando, con gran sorpresa de los patriotas, listos para acome– ter los contrarios deshacen sus líneas, retroceden, cruzan las aguas y tornan a sus posiciones procedentes. ¿Qué sucede? Sucede que ha llegado el brigadier Tristán, de quien dicen los historiógrafos hispanos que alimenta secreta emulación contra Picoaga, y que, en su calidad de mayor general del ejército realista, da la orden de suspender cualquier ataque para el siguiente día, en que, dice, llega– rán buenos refuerzos. En efecto, el 19 se presentan el batallón Aban– cay, dotado de plazas numerosas; y otras columnas veteranas, de las triunfadoras en Huaqui y Sipesipe. Sábelo Díaz Vélez y se retira a Umahuaca. Tristán, por su alta graduación, toma el mando del ejér– cito. La gloria que Picoaga pudo conquistar el lS será suya en lo

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