Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
APARICION HISTORICA DE SAN MARTIN 135 caudales era dado conseguir en el breve término que hubo de seña– larse a sí mismo; y, en éxodo impresionante por lo inseguro y dolo– roso de las nuevas recibidas, emprendió senda hacia Vallegrande, no sin encontrarse y chocar contra las partidas realistas de la senda, de las que escapó dichosamente en los rápidos contactos que con el comandante don Francisco de Udaéta tuvo en los parajes de Omere– que y Abra. La plena confianza inspirada a los pueblos por el pres– tigioso jefe; el temor de verse sus caudillos expuestos a las consabi– das persecuciones; y la esperanza de restablecer las ventajas en Ayohuma perdidas; dieron pronto incremento a la pequeña partida capitaneada por el egregio gobernador, tras el cual, llenos de cuidado los realistas, destacaron, luego un cuerpo de sesenta caballos de línea del capitán don Francisco Ostria. V Pero ocurrió a la sazón se aproximasen a Arenales las reliquias de las montoneras de Celaya y Cárdenas, así como las nuevas parti– das de los patriotas Umaña, Zárate y Padilla; y que Arenales, previos audaces movimientos y asombrosas marchas, lograse reunirse con los mismos jefes, ofreciéndose a la vista de los adversarios como un núcleo, aunque colecticio, capaz de emprender ef!c.aces operaciones; sobre todo cuando, penetrando en el territorio de los indios chiri– guanos ( 4), sagazmente obtuvo que éstos participasen en la con– moción. Alarmado Pezuela, expidió en el acto orden de que el gobernador realista de Oruro, comandante don José Joaquín de Blanco, con la guarnición de esa ciudad y dos cañones, partiese con destino a Co– chabamba; tomase allí ciento veinte hombres del capitán don José Llano; continuase a incorporarse los grupos y columnas de Ostria y de Udaeta; y, con todas esas fuerzas, ascendientes a más de quinien– tos veteranos, persiguiese sin descanso a Arenales, hasta aniquilarlo. Efectuóse la unión de tales efectivos en Tulquín, de donde inconti– nenti partió Blanco en büsca del adversario. Encontrólo en las altu– ras de San Pedrillo, de donde, en 2 de febrero (1814), logró desalo– jarlo, no sin que, en la tarde misma de aquel día, Arenales, con unos doscientos hombres, un sí es no es disciplinados, cuatro cañones y abundante caballería, presentárase en la llanura inferior, también lla– mada de San Pedrillo, en disposición de probar fortuna. Fuéle ésta del todo adversa al coronel patriota, embestido el día siguiente y (4) Casta de guaraníes, establecida en el Chaco, el río Bermejo y sus proximidades.
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