Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
XXIV ALB ERT TAURO hombre de acción, al s r elegido diputado suplente por la provin– cia de Lambayeque, cuando apenas había cumplido la edad legal. Por decisión propia e ta vez, y tras una razanada preparación, dio término a los compronúso derivados de su espectable posi– ción provinciana y nuevamente e trasladó a Lima (1887). En la ciudad natal quedó rece ado el "Instituto Lambayeque"; pero aún subsistió el club "Fraternidad y Progreso", alentando la pu– blicación de El Fénix; y en la capital, Germán Leguía y Martínez volvió a frecuentar los vetustos claustros de la Universidad Ma– yor de San Marcos, como alumno de la Facultad de Jurispruden– cia (1887-1891), y reanudó su servicios en el Ministerio de Rela– ciones Exteriores (1888), como oficial segundo de la sección diplo– mática. Los años transcurrieron de modo fecundo e incitante. Por las mismas aulas discurrieron entonces Germán Arenas, Plácido Jiménez, José Matías Manzanilla, Ezequiel Muñoz, Pedro de Osma y Pardo, Amadeo de Piérola, Salón Polo, Mariano Ignacio y Javier Prado y Ugarteche, y Manuel Vicente Villarán, que tendrían figu– ración descollante en la política y el foro nacionales; y, en tanto que el país atendía a restañar las heridas que le dejara la guerra, planteaba ya el cumplimiento del Tratado de Ancón, y durante la I Conferencia Internacional Americana proponía la apelación al arbitraje en la solución de las disputas entre los estados del con– tinente. El estudio del derecho revelaba entonces una amplia pers– pectiva de paz, tanto en el ordenamiento civil como en las rela– ciones internacionales. Y la vocación, que Germán Leguía y Mar– tínez vio alborear e imponerse merced a la influencia de la auste– ridad y la mesura paternas, definióse firmemente, cuando la ma– durez inspiróle confianza en el aliento igualitario de la justicia. Desde una modesta mención honrosa en el primer curso de Dere– cho Civil (1888), logró conquistar hasta el premio discernido al alumno más destacado del quinto año (1891). Y, habiendo optado ya el grado de Bachiller en Jurisprudencia (1890), con una pe– netrante disertación en torno a los fundamentos y los alcances de la prescripción civil, atendió a los dos años de práctica forense que los reglamentos exigían, y graduóse como abogado (22-IX- 1893). En ese lapso fueron igualmente intensas las alternativas de su vida privada y las satisfacciones debidas a su actividad litera– ria. Contrajo matrimonio con Francisca Iturregui, nieta de Juan Manuel Iturregui y Aguilarte, prócer que en Lambayeque gestó el pronunciamiento en favor de la independencia, compartiendo ideales y zazabras con José Leguía Meléndez y otros patriotas; de
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