Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

BLANCO ENCALADA 541 existente entre la tierra continental y la isleta fronteriza de Santa Maria; dirígense al fondeadero interior; y, cuando están vecinos a él, lánzanse a toda vela sobre la fragata enemiga, absolutamente ajena de aquel y de cualquier otro ataque. El comandante Capaz que, con su estado mayor ha desembarcado desde temprano, hállase en tierra~ y no hay a bordo más que la marinería, entregada a las fae· nas usuales y la guarnición compuesta de un teniente y setenta hombres del Cantabria, abandonados a esa somnolente inactividad de toda desocupada soldadesca. Cuando los agredidos ven afianzar en el "San Martín" y la "Lautaro" el pabeUón de Chile, y con ello danse cuenta de la inopinada embestida, es ya demasiado tarde, porque los buques independientes están casi encima. La tripulación, con todo, ocupa sus puestos, y logra enviar recia andanada a lns presuntos abordantes, que contestaban y siguen avante sin detener– se un segundo. El pánico en los puentes de la "María Isabel" es inenarrable, y apenas si, en el apuro y la certeza abrumadora del peligro, aciertan sus alebronados defensores a cortar los cables y dejar que empujada por el oleaje, por sí sola y al garete, vaya la Dé:ive española a varar en los bancos de arena próximos a la plaza. Sánchez y sus tropas no están en Talcahuano, sino en Concep– ción. Blanco comprende que, antes de que llegue el bravo briga– Jier y haga imposible la aprehensión de la codiciada presa, hay que entretener a cualesquiera fuerzas existentes en la población, y extraer de su encalladura el buque abandonado; abandonado, por– que marineros y soldados, oficiales de mar y tierra, en fuga indo– minable, van a la busca de la orilla, unos en los botes, otros a na– do, todos en vergonzosa desliecha; al extremo de que, como imá– genes exóticas del error, no queden a bordo sino cinco pasajeros, que si saben nadar, ni tienen ya batel en que .meterse. Lárgase el batelaje del "San Martín" y del "Lautaro", y en él se hace un de· 5embarque de la tropa disponible sobre el puerto. Entretanto, la g~nte de mar hace esfuerzos supremos por arrancar de los escollos a la "María Isabel". La operación, por más ímpetu que se pone en dla, se presenta poco menos que impracticable. La tarde declina, y nada se llega a conseguir. A eso de las cuatro, comparecen en las proximidades de Talcahuano, procedente de la cercana Con– cepción, el brigadier Sanchez y un millar de hombres, que, por su– puesto, con su mera aparición, provocan el reembarque de las tro– pas chilenas; las mismas que, en previsión de cualquiera intentona, se trasladan a la nave encallada y se aperciben a su defensa. Sánchez improvisa una batería y pronto vivo cañoneo. Las dos embarcaciones patriotas devuelven la hostilidad, con éxito propor·

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