Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

542 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ cionado a su potencia superior. Momentos después, bajo la pro– tección de su artillería, las lanchas portuarias, cargadas de solda· dos, pretenden .dirigirse a la "María Isabel", para de ellas expul– sar a sus ocupantes en abordaje que por cierto será sangriento; pero recia ventolina norte remueve y azota el oleaje de tal modo, que, en breves inst:mtes, la hirviente marejada toma proporcio– nes de temporal deshecho, y se hace, entre sus latigazos, espuma– rajos y tumbos, imposible salir del embarcadero. La noche y la furia del mar imponen inevitable tregua en los planes de los espa· roles; mas no en el desesperado ahinco de los independientes, que flmanecen consagrados a la tracción de la fragata a doble remol– que. Al fin, tras luengo y sudoroso batallar, la embarcación prisio– nera resbala del bajío arenoso que la ciñe y encalva, y es puesta a flote al amanecer. Clamor de fiera satisfecha al coger y desgarrar la presa, saluda aquel crujiente y majestuoso salir de la nave, y, propagándose en el espacio, hiela y comprime el corazón de los de– fensores del puerto, que, maniatados por su impotencia, ven con. rabia alejarse ese símbolo de su poder marítimo, trayendo al tope el pabellón de los libres, izado ya entre aplausos y vivas frenéti– cos (29 de octubre). Un cuarto de hora después, la "María Isabel", fondea frente a la isla de Santa María, con el "San Martín" y la "Lautaro", sus capturadores, y junto al "Araucano" y el "Pueirre– dón"; estos últimos, gozosos espectadores de la memorable empresa. VII El 31, al descubrir, en la lejanía, alba vela que va en pos del puerto, la flota de Chile enarbola bandera española, lo mismo que la "María Isabel" ( 13), acoderada al extremo de la línea que los cinco buques tienden a la boca del canal de ingreso. La vela sur– gente es uno de los trasportes esperados, en Talcahuano, de los nue– ve convoyados por la fragata española, y uno de los tres rezagados en el viaje, como ya sabemos. Con toda la confianza que le infun– de la enseña patria, flamante en lo alto de las arboladuras, aven– túrase en el canal; y, sin siquiera imaginarlo, cae en manos de la escuadra de Chile. . . En el resto de la semana, ocurre lo propio con los trasportes restantes, uno de ellos el "Elena". La flota chi· lena, engrosada con sus cuatro buenas presas, reboza de víveres, ar– ma.s , municiones y prisioneros enemigos. No teniendo más que liacer por el momento, infla velas con rumbo norte, y surge días (13) Ardid que - debemos anotarlo - es aquí empleado cuarta vez.

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