Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
BLANCO ENCALADA 543 después en Valparaíso (11 de noviembre) con su botín flotante, re– cibida con el regocijo frenético que es de colegir. A indicación del Senado, honrosísima para el Director Supremo, la "María Isabel'' es bautizada con el nombre de "O'Higgins"; justo homenafo rendi– do al creador de la armada, empeñoso impulsor de su primer alto vuelo, y autor, en consecuencia, de la gloria y el éxito obtenido (14). VIII Tal armada, con la "O'Higgins", alcanzó a seis buenas unida– cles de guerra. La sexta era, a la sazón el "Ga-lvarino", bergantín de guerr'1 de dieciocho cañones, llamado antes "Hécate", comprado por los capitanes Guise y Spry, traído por ellos a Chile y llegado a Val– paraíso el 14 de octubre, esto es, a los cuatro dias de la partida de Blanco en pos de la "María Isabel". La aparición de este buque es un importantísimo acontecimien– to para nuestra historia naval, porque ella es la aparición en el Pacífico, del primer almirante de la futura escuadra del Perú, sim– pático y famoso capitán don Martín Jorge Guise, consagrado, des– de 1821, al servicio de nuestra nación, y muerto en su defensa, el 24 de noviembre de 1828, frente a Guayaquil. En otra oporttmidad detallaremos, con la detención que se merece, la vida de este excelente marino. Nos contentaremos, por ahora, con decir que, noble de cuna como Cochrane, de quien fue digno rival y hasta enemigo, constituía el reverso del gran almi– rante en la magnaminidad y el desprendimiento, sin irle a la zaga en la audacia y la valentía. Este perfecto e inaventajable gentleman había brillado en la~i guerras antinapoleónicas, que, extinguidas en 1815, acababan de dejar sin ocupación sus altas dotes bélicas, sin objetivo su acti– vidad, y sin satisfacción bastante su sed de aventuras y emociones, de encumbramiento y de nombradía. No eran acicates suyos esa hambre loca de oro, esa codicia insaciable, ese mercantilismo rastre– ro, heroísmo mercenario y empuje venal, encendidos caliginosamen– te dentro del hercúleo pecho del lord 1 y destinados a opacar y en– sombrecer sus mayores hazañas. Eran mas bien amor a los ideales democráticos, vuelo hacia lo alto, ímpetu a lo grande y desconoci– do, por un incentivo inefable de honra y renombre personales, los (14) Capas ''el incapaz", como llamóse1e por esos días.
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