Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

544 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ que traian, de las nativas zonas al revuelto proscenio del nuevo mundo, aquella alma sin sombras, recta, leal y bien nacida. Puesta la mira en nuestro continente, enredado dondequiera entre los en– sangrentados abrojos de dilatada lucha por la emancipación y la libertad, no tardó en decidfrse a cooperar en la épica contienda, con su esforzado genio, con su pericia profesional, y hasta con to– dos los bienes que por entonces poseía. Realizólos íntegramente, para comprar, como compró, un bergantín denominado "Hécate", de 398 toneladas; tripulado por 140 marineros anglos; que armó con dieciocho cañones (dos de 12 y 16 de a 24); al que, adquirido ya, puso por nombre "Lucy"; y a cuyo bordo, trayendo por segun– do al también famoso comandante John J. Spry, presentóse en Bue– nos Aires a principios de julio de 1818. Allí ofreció en venta su buque y puso sus servicios a disposi– ción pel gobierno del Plata. Este no pudo o no quiso aprovechar– los; pero pronto lloviéronle propuestas de Chile y de Brasil. El "di– putado" o agente diplomático del primero de esos pueblos, ex-mi– nistro de O'Higgins don Miguel Zañartu, logró atraerse la prefe– rencia de Guise, no ciertamente con pujas de dinero, punto en que brilló el desinterés de nuestro buen marino; sino con las halaga– doras perspectivas de renombre, acción y gloria ya no sólo pro– bables, sino evidentes, que, aguardábanle y que encontraría de este lado de nuestra América. Baste decir que lo único entregado a Guise, en el momento de cerrar el trato de compraventa, fue un pagaré de tres mil pesos, que el vendedor hubo de descontar en plaza, para provisión de municiones de guerra y boca y adelantos de prestamo a la tripulación (15). Aunque mercantilmente más positiva y ventajosa, (15) Los agentes brasileños para la compra del "Lucy" fueron tres: un individuo de esa nacionalidad, N. Barroso; un argentino, F. Aguirre, quizá si relacionado del representante platense en Washington; y un comerciante bri– tánico Mr. John Thais. Hablaremos pronto de éste último, al relatar el perío– do peruano o "protectora!'' de San Martín. Ese inglés prestó el inestírniable servicio de participar a Zañartu la marcha y el estado de las gestiones bra– sileñas, facilitando de aquel modo, las que por su parte, llevaba a cabo el "diputado" de Chile. Este aprovechó la compra y el viaje del "Lucy'' para ex– pedir, como supernumerario del mismo, ciento cincuenta marineros extran– jeros, todos escogidos, que estaban para ser enviados en carretas, por el ca_ mino de Mendoza. Era gente, en verdad, lo que por entonces hacía más falta a la marina chilena. Zañartu se desvivió por conseguirla, y fué sucesivamen– te despachándola hasta completar la cifra de quinientos hombres de mar, como los medios y las circunstancias se lo aconsejaban (en naves mercantes, por tierra, etc.). Prueba mucho más elocuente que cualquiera otra, del de– sinterés de Guise, es el hecho de haber éste recibido a los ciento cincuenta marineros contratados por Zañartu, sin recargar el precio no percibido del bu-

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