Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

THOMAS COCHRANE 553 bro de sus amigos y camaradas, inscribióse como estudiante libre en la Universidad de Edimburgo, en la que fue condiscípulo de hombres, andando los años, tan ilustres como lord Palmerston. La paz de Amiens proporciónale espacio suficiente, si no largo, para ilw;trarse en las ideas y nociones más necesarias de fa época; has– ta que, rotas de nuevo las hostilidades, vióse llamado a esa activi– dad infatigable, necesidad de su alma y constante imán de su exis– tencia ( 1806) VI Diósele el mando del "Arab", buque carbonero poco menos que inútil, que el Almirantazgo acababa de armar en guerra, y cuya dirección, supuesta 'la inquina que ese instituto le guardaba, pa– reció significarle "más castigo que honra y provech'°". El nuevo almirante supremo, lord Melville, dióle luego las "Palas", fragata novísima de treinta y dos bocas de fuego, con la que, después de abrir activo corso hacia el lado de 'las Azores, tornó a la zona con· tinental, para en ella consümar nuevos portentos. Confiósele la protección de las pesquerías de Orkney, y en un año hizo en los alrededores tantas presas, que su participación en ellas alcanzó a más de setenta mil libras. A poco, frente a la boca del Charente vése de súbito expuesto a combate desigual con la fragata "Minerve"; combate del que no hay forma de escapar ileso. El navío francés de tres cubiertas, por tan1Jo infinitamente supe– rior, comandante, capitán Collet, resuelve dar caza a la "Palas", y embístela y persíguela sin tregua. El rápido andar del cazador z.corta por segundos la distancia, y 'llega. en fin un momento en que, ya encima el adversario, Cochrane contémplase irremisible– mente perdido. Así piénsalo, a lo menos, quienes acompañan, y aun más aquellos que pretenden obgerfo. La expectativa es angus– tiosa. De repente, en el sepulcral silencio que impera a bordo, re· suena impasible la voz de mando d ell héroe. Las velas caen de gol– pe. Han sido arriadas, con pasmo y espanto de la tripulación, que no se explica la maniobra. Detenidos en la intensa marcha, así, súbitamente, ¿serán de modo irremediable entregados al enemi– go? ¿Vendrá un abordaje sangriento, en brega tan desproporcio– nada? Extraño zumbido responde a ese pensamiento desconsolador, y enseguida un choque seco. La fragata cruje, salta, se balancea, parece zozobrar, dar vuelta de campana, desaparecer. Fogoso y re– linchante trotón contenido por la rienda de pujante jockey en lo mejor de 'la carrera, se encabrita, patea y piafa, pero se detiene.

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