Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
556 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ VIII Tormenta abrumadora amásase y descuélgase sobre la orgullo– sa frente del sincero hombre de mar. La calumnia escarba en sus antecedentes; exagera sus faltas, comunes a todos los corsarros y navegantes de la época; simula delitos actuales; invéntale peculados bochornosos; acusale de frau– de y de divu'lgación de noticias bélicas y políticas, dirigidos a es– p eculaciones o juegos bursátiles; arrástrale al banquillo de los reos vulgares; y fulmina sobre su cabeza fa más inicua, cruel y deni– grante de las condenas. El héroe de la "Gamo" y la "Minerva" es sentenciado a dos años de prisión, a una multa. de mil libras esterlinas, a la pérdida de sus grados, honores y títulos, y ¡oh escándalo! a infamante ex– posición pública, sentado por el verdugo en la picota de los ase– sinos y ladrones. La cámara de los comunes le expulsa por indig· no. La orden del Baño raya su nombre de la matrícula de sus miem– bros. Nunca la envidia y el odio cristalizan en mayores excesos, ni J.a injusticia reviste más odiosas y lamentables proporciones. Un grito de horror recibe y rechaza e'l incpnsulto fallo y sus rigores despiadados. Aun no pronunciado todavía, y como sospe· chándolo y previniéndolo, los electores de Westminster reelígenle su representante. Expedido ya, su colega de representación decla– ra indignado que de llevarse a término aquella exhibición depri– mente de hombre tan respetable como cualquier diputado, y tan m eritorio de consideración, él irá también a sentar~e en el rollo de la vergüenza junto con el ajusticiado, acompañándole en la afrenta y participando en su bochorno. No es, dice el mandatario westminsteriano, sino el mandato mismo, lo que aja y befa de modo tan excecrable. El pueblo de Londres abre espontáneamente una suscripción, cubre, en un solo día, el monto de la multa. El oficia– lismo enconado retrocede ante la unanimidad y el ímpetu de esa sanción, y vese en la urgencia de eliminar aquella parte del vere– dicto en que Cochrane es empujado a ese ultraje sin nombre ... IX En marzo de 1815, el preso escapa de la cárcel y se presenta en su cámara. Es capturado a viva fuerza y reencerrado en su ca– labozo. Vencida al cabo la condena, retoma su asiento legislativo, y vierte toda su atrabilis sobre el ministerio Catlereagh (1816).
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