Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

THOMAS COCHRANE 559 naje es altamente recomendable, no sólo por los principios libera· les con que ha ~ostenido siempre la causa del pueblo inglés en el parlamento, sino que posee un carácter superior a toda preten– sión ambiciosa; y, lo que es más, incapaz de ser envuelto en el vértigo de las intrigas ministeriales de Europa, en donde se em– pieza a escuchar con celos el engrandecimiento de la América del Sur. Bajo de este seguro concepto, yo no he trepidado un momen– to en hacer uso del pleno poder con que se me ha honrado; y, en su virtud, le he ofrecido el mando general y rango de almirante de toda la fuerza naval de Chile; y, habiéndulo aceptado, ha sido en consecuencia autorizado a elegir y nombrar aquellos oficiales de marina que, con arreglo al número de nuestros buques, objeto de nuestra gran causa y circunstancias de las empresas qut debe di– rigir, sean capaces de llenar sus destinos del modo más satisfacto– rio a las miras del supremo director. El celo que lord Cochrane manifiesta ya en el apronto de todos los objetos en que estoy ocu– pado, hasta llegar al caso de hacer uso de su fortuna, contribuyen– do por su parte con quince mil pes'os para la construcción del bu– que de vapor de que hablo en nota separada, me decide desde este momento a dar a U.S. el parabién por la adquisición de un hombre cuya sola reputación será el terror de España y la columna de la li– bertad de América". XII Siendo cada día más urgente consumar la conquista del océa– no, como derrotero único de la expedición proyectada contra el virreinato de Lima y demorando demasiado los trabajos iniciados en la construcción del "Rising Star", tan.to más difíciles, cuanto que, en la marina de guerra, constituían por entonces, un verda– dero ensayo - Cochrane fue requerido de presentación inmedia– ta; y vióse obligado a emprender camino de esta parte de nuestro continente. Así lo hizo, en efecto. Dejó a su hermano Alejandro en– comendada la vigilancia de la enunciada obra; y se embarcó en el navío mercante "Rosa", que zarpaba con destino a Valparaíso, y acompañado de su esposa, sus dos hijos pequeños, los oficiales por él contratados para seguirle (11), y el español don Antonio Alvarez J onte, hombre decidido por la causa de América, ex-miembro del Triunvirato Gubernativo de Buenos Aires designado el 8 de (11) Entre ellos, los fabricantes de los cohetes a la Congreve, como se verá más adelante.

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