Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

PRIMER CRUCERO DE LORD COCHRANE FRENTE AL CALLAO 567 El gobierno cliileno,, lleno de suspicacias, cometió la indignidad de cercar al jefe de su escuadra de una serie de vigilantes, por no determinarlos espías. Con el propio fin de maniatarlo, si nó de cohibirlo, se nombró su segundo a Blanco. Asimismo recibió el lord por secretario a Alvárez Jonte, sin su asentimiento, propuesta ni consulta. Bien lo comprendió el vicealmirante ofendido (10), que, como acabamos de ver, se deshizo en el acto de su predecesor, al preceptuar la separacón de divisiones y la distribución de buques; y, con extrema facilidad, alejó después a Alvarez Jonte, _sustituyén– dolo con otro empleado, compatriota suyo y persona de toda su confianza; a saber el mnemógrafo que más tarde había de historiar estos y los posteriores sucesos, súbdito inglés, Mr. W. B Stevenson (11). VI Los marinffos de Chile manifestáronse desagradados en el via– je, porque, mientras los extranjeros (ingleses y norteamericanos) habían, al dejar el puerto, sido atendidos con un adelanto de dos y más onzas de oro (12); ellos (no obstante de tener familia que socorrer, todos o la mayor parte) no habían recibido a cuenta otro prest que el de media onza, o sean ocho pesos y medio. Esta cir– cunstancia exacerbó la antigua rivalidad existente entre nacionales y forasteros., nacida del desprecio con que los primeros eran vistos por los segundos, y de la diferencia de trato que a unos y otros daban sus comunes jefes (13). Pues ocurrió que el "Araucano", incor- (10) Ese (el de "vicealmirante'') fué el grado con que Cochrane vióse, a su llegada inscrito en el escalafón militar de Chile, lo que no obstó para nombrarlo "almirante'' de la flota en campaña. De aquí que, ahora y en ade– lante, le demos indistintamente uno y otro título. El propio lord dice en sus Memorias, por supuesto distinguiendo ambas cosas, que "se le confió el título de vicealmirante y el de almirante y comandante de las fuerzas navales de la República: Vida. pág. 5, op. cit. (11) Autor de la "Relación histórica descriptiva de veinte años de resL dencia en América''. (12) De valor de diecisiete pesos . (13) La marinería extranjera, dice Bulnes, tenía otras exigencjas que las chilenas, fuese en el alimento o en el sueldo. Como se enganchaba volunta– riamente y sus servicios eran necesarios, los jefes estaban obligados a tole– rar sus pretensiones. Los marinos ingleses se encontraban confundidos con los aldeanos mandados de Buenos Aires y con los presidiarios de Chile, a quienes se condenaba a la escuadra. Un delito grave se purgaba sirviendo en el mar, y sólo en 1819 fué derogada esa costumbre bárbara, pero dejándola subsistente para los pillos y los vagos. De esta diferencia de condiciones se

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