Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

574 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ un empréstito con qué sufragar los gastos más premiosos. Despa– chóse una serie de destacamentos del ejército regular a los puertos cercanos de la faja norte; y, para cerciorarse del estado de la ma– rina, acordaron virrey y comandante general del despacho - don Antonio Vacara - practicar revista solemne, que, seguida de un simulacro de repulsa contra imaginaria flota invadiente .. como la de Cochrane, debería consumarse el 28 de febrero, entrando en el examen y en la ficticia acción tanto las baterias de tierra como los buques y lanchas cañoneras, y todas las embarcaciones sutiles del vecino puerto. XIII Aquel día salió Pezuela de Lima muy temprano, en compama de los brigadieres don José de La Mar, subinspector general del ejército del virreinato, y don Manuel de Llano y Nájera, sub-inspec tor de la artillería; del coronel don Juan Lóriga; y de los .coman– dantes don Ignacio Landázuri, don Antonio Seoane (27) y don Andrés García Camba. Al presentarse el supremo capitán y lugarteniente general del reino, el estampido de las salvas atronó el espacio ~ co.menzando por el Real Felipe, y continuando las cuatrocientas bocas de fuego del arco costanero y de la bahía. Tal fue el persistente prolongado cañoneo percibido al princi– pio por el almirante y sus subalternos, quienes, temerosos de que hubiérase trabado acción contra alguna o algunas de las unidades ae su flota, aproximáronse, según dijimos, a avizorar lo que ocu- rría. La espesa bruma de esa mañana deslució la revista, que, a pesar de todo, llevóse a término. Y siguió el simulacro. Con él el cañoneo. Para mejor darse cuenta del conjunto y de los detalles de la acción, y habiendo, sobre todo, clareado adentro un tanto la ne– blina, Pezuela y sus acompañantes embarcáronse en el "Maipú" y en él abandonaron el surgidero, saliendo hasta las proximidades de la isla. Era algo más de las once de la mañana. Acabada a esa sazón la fiesta militar, el bergantín retomó el rumbo del puerto, a toda vela. El ~ol, en el zenit, concluyó por enrarecer aun más el manto interruptor de la bruma, y fue en tales momentos y condi– ción cuando los pasajeros del vehículo virreinal divisaron, a sota- (27) El rn.rismo que de Las Bruscas huyó con el futuro gran mariscal Ramón Castilla.- V. pa pág.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx