Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

576 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ vamente apretado la neblina, retiróse un tanto hacia la isla, al aguaite de oportunidad más dkhosa para sus alardes y deseos. XIV La imprudencia de Pezuela era tanto más inexplicable, cuanto que, desde días antes, tenía ese magistrado conocimiento de haber– se presentado algunas velas sospechosas en el litoral. Su secretario comandante don Antonio Seoane, había escrito la víspera (27 de febrero) al Alfo Perú (34), participando haber, dos días antes (el 26), recibídose, en el palacio de Lima aviso de "haberse presentado a las inmediaciones seis buques grandes y dos pergantines, que, por sus maniobra~ de hacerse a la mar al anochecer, y antecedentes que había, no se dudaba fueron enemigos". Sevilla y su segundo conocían aquella nueva, y obraron con oportuna prudencia y pre– visión. La demora de la lancha-vigía destacada al extremo de la línea, y que acabamos de ver apresada por lord Cochrane, suscitó comentarios a bordo de las naves españolas, lo mismo que en tie– rra; así que, enlazando el incidente con la inopinada presentación del curioso "buque de España"., las gentes de buen sentido vislum– braron el peligro encerrado en tal aparición. Fuertes y marina es– taban, pues, en guardia y alerta, en los momentos en que el virrey tomaba la oficial calesa para reconstituirse en la capital. Las sal– vas de despedida atrajeron nuevamente al almirante. A la boca del puerto observó gozosamente que la niebla de fa bahía era ya bas– tante rala para intentar el ingreso sin grave riesgo; tan rala, que el resplando-r solar, refringiendo blanquecino en la diafanidad del cortinaje ambiente, dejábase adivinar como imperante ya en lo in– terior del puerto. Despertó, pues, en el acto su avidez de aventuras y perezas, y procedió a llamar al "Lautaro", a fusilazos, ya que, decíase, el uso de la artillería habría sido inmediatamente percibi– do e influndido en los contrarios las naturales sospechas. Acudió Guise a la llamada; izaron uno y otro al tope la bandera nortea– mericana; prescindieron de los otros buques, perdidos en la toda– vía densa bruma del islote; y penetraron campantes en la extensa rada, con dirección ficticia hacia el ancladero. (34) A los generales La Serna y Valdés. Documentos de la Bibl. Paz Sol– dán, año 1819, legajo núms. 5 y 6 .

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