Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
PRIMER CRUCERO DE LORD COCHRANE FRENTE AL CALLAO 583 ral San Martín, por haber ''tratado como espía" al comisario que los realistas enviáranle después de la batalla de Maipú; el mismo que, según datos había sido varias veces amenazado de muerte. Los prisioneros españoles, muy particularmente los confinados en el paraje argentino de Las Ifruscas, eran víctimas de malos tratos que clamaban po-..:- las debidas represalias. Estaban descalzos, des– nudo$, hambrientos; en tanto que los prisioneros insurgentes reci– bían trato humano, hasta benigno, y estaban favorecidos con un socorro diario, de tres reales los oficiales y de dos los soldados. Si éstos últimos trabajaban, en verdad, en beneficio de las obras pú– blicas, ello no era una extralimitación dañosa; sino, al contrario, una medida conveniente para la salud de esos individuos, acostum– brados a labores materiales de que era peligroso eximirlos para mantenerlós en la inacción y la ociosidad. Finalmente, tratándose de los cautivos cogidos en el "Maipú", ellos en su mayoría eran ex– tranjeros; y en consecuencia aparecían, por propia renuncia del vínculo de origen, desemparados del principio y la protección de la nacionalidad. Y acababa Pezuela extrañando que un noble de In– glaterra, - de Inglaterra amiga de España - hubiera prestádose a aceptar la comandancia en jefe, de las fuerzas navales de un Es– tado hasta entonces no reconocido por ninguno de los gobiernos del orbe. XXII Cochrane no tardó en replicar victoriosamente a esos desplan– tes. El mal tratamiento imputado a los guardianes de los presos españoles relegados a Las Bruscas, no era cosa - aun suponién– dola cierta - de que el gobierno a quien él obedecía fuese res– ponsable. Chile cuidaba de sus prisioneros como lo hacían los pue– blos civilizados. En lo tocante a la beligerancia de las antiguas co– lonias, no sublevadas simplemente, sino definitivamente emancipa– das, ella era un derecho incontrovertible. "Pueblos - exclamaba el lord - que tienen un orden y un gobierno regulares; que mandan y dirigen fuerzas de mar y tierra; y se hallan, en fin, en posición de hacer prisioneros a sus enemigos; están, indisputablemente, en la competente fa~ultad de tratar con éstos sobre aquéllos; y al que tiene competencia para tratar no se le pueden negar los derechos y a tendones que su posición le da para hacerlo de facto" . La calidad de extranjeros, revestida por la mayoría de los tripulantes del "Maipú" no alteró, ni podía alterar, la nac10nalidad de la nave. En todo ca– so, el renunciamiento de la nacionalidad de origen, era la acepta-
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