Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
PRIMER CRUCERO DE LORD COCHRANE FRENTE AL CALLAO 601 enviado de Guayaquil. Paita, según la frase de Miller (22), era la "factoría del contrabando" escandaloso y permanente que, con la complicidad pagada de los empleados y funcionarios españoles, im– peraba entre los países de Oriente y las colonias, muy especialmen– te con los valiosos productos exportados de la China. Esos produc– tos, trasportados a puertos mejicanos; traídos de esos puertos a 'los de Atacames,. Portoviejo, Manta y Santa Elena en el Ecuador, entonces "presidencia de Quito"; y clandestinamente introducidos por tierra a Guayaquil; eran, en este último punto, interpolados en el cacao, las maderas y demás productos de la zona conducidos al Perú, y así desparramados, de Paita a toda la costa del virreina– to. Natural, era en consecuencia, el amontonamiento de los efectos ilícitos o contrabandeados, en el puerto a que Cochrane se dirigía. Los últimos, que el almirante iba a buscar, (inclusos los artículos de lícito comercio y franco tráfico) habían totalmente sido encar– gados en la báhía paiteña, de orden expresa del virrey Pezuela, que no quiso exponer aquel convoy precioso a los peligros del bloqueo declarado por los independientes y a las seguras embestidas de su escuadra, ansiosa de presas. Tal convoy, pues, una vez depositada en tierra la pingüe carga, había, en vertiginosa retirada, vuéltose a las aguas de procedencia, ganoso de no darse a lo mejor con el marino escocés y con su flota, ya tan famosa y tan temida. XI El 13 de abril, como dijimos, púsose esta a la vista. La pobla– ción (23), aterrada ante el nombre solo del estrenuo personaje que tántas proezas había consumado en Europa y acababa de realizar en el Callao, desbandóse en un santiamén, llevando consigo lo más valioso y fácil de cargar en esa desalentada fuga; y en vertiginoso (22) Op. et vol. cit., pág. 188. (23) Que según Torrente (t. I, II, pág. 496), Miller (t. I, pág. 188) y otros autores de la época, ascendía a 4.000 almas (en ese año de 1819) Tal cifra, en vez de aumentar, ha disminuido de entonces acá, com.o demostrólo el exac– to y minucioso censo levantado, ochentisiete años más tarde, por los médL cos titular y sanitario Dres. Zúñiga y Arbulú, según los cuales el número de habitantes de Paita, en 1906, era de 3.001, ni uno más, ni uno menos. Explícase aquel e scandaloso desmedro demótico por dos causas: la. la despoblación subsecuente al pánico despertado por la aparición y persi tencia de la peste negra; y 2a. la emigración inconte·'1ible de brazos paiteños hacia los centros petroleros de Zorritos, Talara, Negritos y Lobitos, hoy notablmente avan– zados; así como al puerto ecuatoriano próximo de Guayaquil, en donde, de los siete mil peruanos residen tes en el barrio por eso llamado del Perú, son paiteños algunos miles.
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