Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
PRIMER CRUCERO DE LORD COCHRANE FRENTE AL CALLAO 603 del puerto; y, haciendo el debido rodeo, emprendían una acometi– da hacia la retaguardia de la batería y del cuartel. Puestos Forster y Miller a tiro de fusil de los adversarios, des– tacó aquel a un oficial con bandera de parlamento, encargado de intimar la inmediata rendición. Tal parlamentario no pudo llegar a su destino, recibido a balazos por los soldados españoles. Indig– nados Forster y Miller, dieron a sus pelotone~ las voces de fuego Y avance a la bayoneta. La carga fué rápida y aterradora. Alebro– nado el enemigo, abandonó sus puestos y dióse a indominable fuga. Forster izó en el fuerte, el cuartel y la aduana la banderq patriota; capturó algunos prisioneros, e incautóse en el acto del parque, de tres cañones de batería, y del aguardiente que en abundancia en– contró en las posiciones abandonadas ( 27) ; hecho lo cual procedió a quebrantar las cerraduras de los almacenes portuarios, y a vaciar– los de todos los géneros preciosos, mercaderías de la China, cacao, licores, algodón, azúcar, resinas, y demás frutos y productos allí depositados por el convoy de Guayaquil (28) en los días prece– dentes (29), que las marinerías presentes a bordo comenzaron a trasportar a la "Gazelle", la "O'Higgins", el "Galvarino" y la "Sa– cramento", r:onvertida en trasporte auxiliar de la escuadrilla que la acababa de aprehender. XIII Pero, no satisfechos con ese importantísimo botín; sintiendo e invocando la indignación, sincera o ficticia, consecuente a la ma– nera clamorosa con que fuera recibido su parlamentario; la mes– nada de tierra, después de locupletarse en los almacenes, ebri~ ya con el alcohol que a manera de castigo dejáranle los figutivos, in– vadió la población; desparramóse horrenda por sus calles y plazas; y, no obstante los esfuerzos de Miller y Forster, que, si calmaban el desorden en un punto, hallábanle lut:go redivivo en otros cien, en– tregóse al más general y vergonzoso saqueo; mancha negra de esta expedición, que, en vez de suscitar simpatías en favor de la causa emancipadora, no hizo más que desprestigiarla y escarnecerla. So– naron por todas partes el clamoreo fatídico de esos atilas de nuevo cuño enfurecidos contra una ciudad desierta e inculpable, y los lúgubres hachazos de derrumbe y penetración en sus hogares aban- (27) Cochrane, Memorias, pág. 19 . (28) Este convoy, muy "rica presa, escapó advertido a tiempo por un buque americano".- Graham id. id. pág. 82. (29) Bulnes, op. et vol. dt., pág . 274.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx