Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

604 GERMAN LEGUIA MARTINEZ donados y solos. Esa chusma desatada arrebató cuanto encontró a su paso, o lo destruyó, por l prurito y el gusto de destruir, sin causa y sin objeto. Vacías o destrozadas las casas y cosas de parti– culares, todavía creyó que podía y debía acabar con c]austros Y templos. Entró, pues, en los de La Merced y la matriz, y arrancó y extrajo, así los ornamentos como los vasos sagrados, que roda– ron confundidos entre el montón de despojos alzado en las turbu– lentas horas de ese infausto día. Nada consiguieron los frailes mer– cenarios con sus ruegos y exhortaciones, recibidas despectivamente, entre las risotadas y dicharachos soeces de los profanadores·, dia– bólicamente trasfigurados en bandoleros indignos por la ·sordidez de su avaricia y el impudor de su repentina embraguez ... XIV Irritado Cochrane por aquellos desmanes, que cakuló justa– mente perniciosos para la independencia, para la dignidad y el nom– bre de Chile y para su prestigio de almirante y de hombre, desem– barcó con el resto de la guarnición y de la marinería, y dedicóse a perseguir, aprehender y castigar a sus subalternos, por é! azotados en la plaza pública; y a lar.~zar conjuntamente uná. proclama, ex– presa y directamente rotulada a los habitantes de Paita, exponién– doles que, "aunque el total abandono a que la población había rele– gado el día en que entraron en ella las tropas de la patria, justifi– caba todos los horrores de la guerra, su alma habíase llenado del más amargo pesar, al saber que algunas iglesias hab ían sido en parte despojadas de sus ornamentos" (30). Era tarde: el deshonor estaba cumplido y el innecesario mal quedaba hecho. Dícenos el lord que devol_vió a los religiosos mercedarios los objetos sagrados que de su pertenencia pudo rescatar, y que añadió a esa devolución el ridículo presente de un millar de pesos; y en vano se esforzó en sus "Mem.orias" por desfigurar la realidad, ate– nuar las proporciones y aún contradecir la bochornosa gravedad y las consecuencias negativas del deplorable acontecimiento (31). (30) Nota de 7 de mayo de 1819. Apud Bulnes, t. I, pág. 274. (31) Algunos marineros, dice, desobedeciendo órdenes estrictas, roba– ron valiosos ornamentos eclesiásticos, que mandé devolver, en el instante de saberlo, castigando a los delincuentes y entregando a los clérigos mil pesos en reparación del daño causado. Este paso, aun cuando mal pudo captarnos la voluntad del clero, que veía con alanna nuestros triunfos, aumentó nues– tra popularidad entre los habitantes. Ver que nos absteníamos del pillaje ( ¡) era casi incomprens ible p a ra pueblos que tenían dura experi nda de la ra..

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