Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
606 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ No hay que decir que Cochrane recibió a los huéspedes noví– simos con las más exquisitas consideración y deferencia. XVII Los cuatrocientos hombres desembarcados con Forster y Mi– ller (33). luego engrosados, hasta el número de seiscientos, por Jos esclavos de los fundos vecinos, que agregábanse a los inv~sores, radiantes de júbilo al recobrar la libertad perdida, pusiéronse en marcha a plena noche, y al amanecer del 9 de mayo, penetraban en el "Conventillo". Ora por odio a sus amos, mal contenido durante tánto tiempo; ora por gratitud y simpatía hacia quienes exaltában– los a la condición de hombres libres - esos esclavos convirtiéronse en los espías más decididos y los auxiliares más útiles de la' expedi– ción. Al aproximarse el mediodía, estaban y~ aglomerados en torno de la casa hacienda todos los capitales - productos., ganados, etc.– aun éxistentes en el fundo. Acondicionábaselos para el trasporte ·al puerto y el embarque a bordo de los buques, cuando se tocó a rancho. Forster, Miller y la oficialidad, el voluntario e imberbe Vi– dal inclusive, pusiéronse a almorzar tranquilamente en la casa cen– tral; mientras la marinería y la tropa dispersábanse por el caserío y los galpones, en demanda del alimento frugal que se les tenía díspuesto. Estaban todos en lo mejor, cuando, súbita, aterradora– mente, tronó una descarga a la vera de los cañaverales fronterizos. Lluvia de proyectiles silbó sobre las cabezas de jefes y oficiales, atacados en seguida por fuerzas realistas, salidas no se sabía de donde, ni en qué número. Eran setenta y seis soldados - cuarenta de infantería y treinta y seis de caballería (34) - venidos de Huau– ra con Cucalón, que, como sabemos, habíase quedado guarneciendo ese lugar y el de Huacho, a la partida de Cevallos Escalera; y que, notificados por las autoridades de Supe de la presencia de la escua– dra patriota, habían emprendido viaje rapidísimo en la madrugada, llegado al "Conventillo" a las nueve del día, y preparado secretamen– te aquella emboscada terrible e indominable al parecer. (33) Torrente asegura que seiscientos (1, 11, pág. 496); cifra a primera vista, exagerada; pero probablemente exacta, una vez incrementado con el re– fuerzo de los esclavos de las haciendas. (34) Cifra dada por Bulnes. No la traen Cochrane, ni Miller, ni los his– toriógrafos hispanos.
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