Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
612 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ 11 Tales eran las mudas interrogaciones que a sí mismo dirigíase el antiguo alumno del colegio de nobles de Madrid. Improvisado en todo, casi no fué útil para nada. Su figuración hasta entonces (excepto el cómodo y fácil triunfo de Talcahuano, consistente en la captura de una fragata desamparada por sus jefes) había sido una serie de fracasos, y así seguiría siéndolo. Dos días más de espera paciente, que ningún viso ofrecía de heroica, habríanle b~stado pa– ra salir de sus exagerados apuros, ya que Cochrane llegó al Callao el S. El 3, pues, según se expuso, determinó celebrar una junta de guerra, y entregar a su decisión la solución del problema. Reunié– ronse a bordo del "San Martín", presididos por el propio Blanco, como comandante general divisionario, Carter, Guise y Wilkinson Expuso el primero tener provisiones para quince días; el segundo, para dieciocho; y el último para veintisiete; calculados, todos, so– bre la base de los dos tercios de una ración ordinaria, que era lo único que entonces se otorgaba a las pertinentes tripulaciones. Conse– cuencia de aquella exposición fué esta consulta: ¿la división aban– donaría el bloqueo, dando la vela con rumbo a Chile; o permanece– ría en su puesto, a la espera de la insegura vuelta del almiranfe? Carter y Wilkinson, creyendo o fingiendo creer en la fuerza y jus– tkia de las razont!s de Blanco, como de paso, había adel_antádose a exponer en el instante de formular su consulta, estuvieron por el lcvantameinto d"J bloqueo y el viaje inmediato a Valparaíso. Guise, entero, altivo, recto y justicioso, como siempre, se pronunció en contra. Era, ia que se proponía, una deserción de puesto, cuya jus– tificación concluyente no veía. La división bloqueadora debía hacer lo mismo que en esos instantes practicaba su almirante en jefe, esto t::s, proveerse de víveres, extrayéndolos de la costa misma del Perú. Si se reputaba inútil, inasequible o temerario el procedimiento, fá– cil era ceder al opinante parte de las subsistencias existentes a bor– do de los demás buques. Podrían éstos regresarse a Chile, en tan– to que él - Guise - quedarínse sosteniendo la hostilidad frente al Callao. Blanco vota en el mismo sentido que Carter y Wilkinson; y, en consecuencia, la junta, por mayoría, dispone que la división entera regrese a Valparaíso.
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