Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
622 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ quier otro modo, con los comandantes de la misma " (20). Sus ale– gaciones fueron desestimadas, y la anomalía quedó hecha. La paciencia del lord vióse desde entonces agotada, y el más insignificante incidente habría de bastar para producir un estalli– do. Cierto día, Alvarez Jonte, utilizando la ausencia de su jefe en Concón ( 4 de julio), abrió, por sí y ante sí, una mala de corres– pondencia, tanto privada como oficial; procedió a imponerse de su contenido; y hasta apartó determinadas cartas de y para el almi– rante, muy particularmente aquéllas procedentes de San Martín o rotuladas a este general, so pretexto (alegado después qel lance) de poder encontrar en tales piezas algo urgente y necesario para el pronto servicio público, y deber presentarlo al conocimiento y de-' cisión inmediata de O'Higgins. Para desdicha del imprudente se-· cretario, Cochrane llegó en ese mismo instante a bordo, y sorpren– dió a su subalterno en plena tarea violatoria. Ahí fué el rugir y tro– nar del recién venido, que arrestó a Alvarez Jonte por una quince– na y lo expulsó de la marina. De nada sirviéronle al arrestado los buenos oficios y hasta ruegos de sus cofrades del gobierno y de la logia. Cochrane se ostentó sordo a toda solicitación y firme en esa autoridad que, con razón, creía ajada. Cuadróse ante todos, y sa– lióse con la suya: deshacerse de su víctima XIII Convencido de la guerra sorda de que era objeto por parte de Centeno; poseido de su legendario valor y de la necesidad de sus servicios; engañado en las espectativas oficiales con que se hubo de halagarle para el viaje; y, con todo ello, pulsador experto del ambiente, del estado de las cosas y de la debilidad gubernativa - tornóse aún más altivo y exigente que de costumbre, más atra– biliario y rebelde que nunca; y, en una palabra, inguióse ante sus superiores, hablándoles y tratando con ellos de potencia a poten– cia. En vez de una sofrenada, imprescindible en esos casos, direc– tor y ministro obraron a la chilena, con insidia y con doblez. Silen– ciosamente, sin resolver nada, sin encarar las dificultades, y antes eludiéndolas y aplazándolas, con lo que no se extirpaban, sino que se extremaban los conflictos; en lugar de satisfacer a Cochrane, o contenerlo, o salir de él, se fomentó a sus émulos y rivales, espe– cialmente a Guise, que, por su inteligencia, cultura, hombría y relativa superioridad, vióse, sin procurarlo ni quererlo, transfor– mado en cabeza, eje y centro de las prevenciones y de la oposición (20) Nota de 24 de junio.
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