Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

624 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ pecto de su persona, procurase Cochrane exaltar a Forster, coman– dante de la almiranta, a fin de pareado y encararlo con Guise. Cercano ya el arribo de la nave en cuestión apresuróse el al– mirante a despachar una comisión naval a Talcahuano, con ese o aquel pretexto; comisión que estudiadamente, encargó a su émulo. Ausente éste último con tal motivo, y llegada la "Independencia" solicitó el lord que la nueva unidad se confiase a Forster, dejando a un lado la promesa contraída con Guise (25 de julio); y O'Hig– gins cometió la indignidad de olvidar su compromiso, entregando la nave al primero de esos dos jefes. Presente el otro, se le ofreció, para desalojarlo~ el mando de la "Horacio" (que jamas llegó a venir), con el sueldo y las distinciones pertinentes al rango de un buque como el conducido por Delano. El burlado y desairado Guise continuó en su cáscara de nuez del "Lautaro". XV Era que los gobernantes de Chile, disgustados íntimamente del carácter y la conducta de su huésped, debatíanse entre la horrenda disyuntiva de quedarse con él, o despedirlo; supuesto, este último, en que conveníales habituar la flota al nuevo prestigio y dirección que en el émulo de Cochrane creían encontrar. Sólo que carecieron de franqueza, resolución y energía para cortar, una vez por todas, aquel nudo gordiano, y adormeciéronse en la esperanza de que, con el tiempo, habría de presentárseles ocasión más fácil y menos peli– grosa de consumar sus planes. Conocían el espíritu del lord y te– mían, sin razón (como se vió después) que alzárase con la escuadra. Cierto que, en las querellas ya referidas, tuvo el almirante la justi– cia, salvo la forma en que solía reclamarla. Pero hubo casos en que esa condición no favoreció los desplantes del héroe; y uno de ellos pudo bien servir para llevar a término una eliminación que. por entonces, era sincera aunque misteriosamente anhelada. Tal fue aquel en que, trasladado Forster a la "Independencia", y tra– tándose de designarle sucesor en el comando de la "O'Higgins,.,, Cochrane se resistió ceñidamente al nombramiento que se pretendía hacer racionalmente, so pretexto de que, siendo la armada de Chile tan pequeña, él bastábase, solo para el doble papel de jefe de la misma y capitán del buque en que lucía su insignia de almirante. Ostensiblemente, parecería que el lord tenía la razón en semejante resistencia; pero, en el fondo, como públicamente lo observó Guise escondíase el propósito vil de duplicar su participación personal en las presas, tomando en ellas la cuota de su jefatura superior y, simultáneamente, la pertinente al comando de la "O'Higgins". La

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