Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
628 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ y marinerus" (28); y, ante todo, y sobre todo, la burla sangrienta de que, al salir, se le había hecho objeto, y cuya gravedad le había sido dado palpar en Coquimbo; inspiráronle el pensamiento y el propósito de abandonar el puesto que servía, retrogradar con la escuadra y presentar la renuncia consiguiente. "Tanto me contrarió el incidente, expone él mismo en sus Memorias, que estuve a punto de volverme a Valparaíso, a hacer mi dimisión". Quizá si la idea, insoportable para él, de verse reemplazado por Guise, a quien ya profesaba odio cordial; o la tentadora perspectiva de cercanas y valiosas presas, señuelo invencible para su natural avaricioso y se- diento -hiciéronle olvidar, en breve, aquel momentáneo arranque de dignidad y altivez. "Considerando, dice, que yo tenía ya los co– hetes a bordo, y que el gobierno bien podría enviarme después una fuerza militar, resolví seguir adelante" (29). Y siguió. Levó anclas de la ensenada de Coquimbo el 7; y, lleno de esperanza e ilusiones, forjadas ante el invento que procedía a utilizar en su nueva expe– dición, tomó rumbo hacia el Callao. (28) Id. id. (29) Op. cit., págs. 27 y 28.
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