Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
642 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ que el nuevo navío, blandamente agazapado a la sazón en la rada, al amparo de las fortalezas, era el conductor del sabroso tesoro, que el otro buque de guerra había venido convoyando por el Estrecho. XIII Tres, como bien recordará el lector, eran, en efecto, los buques salidos de la bahía de Cádiz con destino al Perú: el ''Alejandro I" (36), el "San Telmo" y la "Prueba"; constitutivos de una división naval, confiada al brigadier de marina don Rosendo Poetier (24 de junio de 1819). El primero, de gran porte, pero viejo y defectuosamente care– nado, no pudo capear las violentas tempestades de la línea ecuato– rial, y hubo de retroceder y refugiarse en una de las posesiones españolas de Africa, imposibilitado de continuar el viaje. El segundo, esto es, el ''San Telmo", logró arribar incólume has– ta el cabo de Hornos; pero allí zozobró trágicamente, sin valerle el mayor auxilio, en alas de atroz tormenta, que devoró el buque y a todos sus tripulantes, de comandante a paje, sin que escapase uno solo. El único que entró indemne en el Pacífico, en conserva y custodia con su transporte de valiosas mercancías, fue la fragata "Prueba", fuerte de cincuenta cañones, conducida por su experto y sereno co– mandante, capitán de navío don Melitón Pérez de Camino, que, como acabamos de decir, comprendiendo el estado de peligro del Callao, supo a tiempo virar de bordo frente a Chorrillos, donde se impuso de todo lo que pasaba y enderezó sabiamente proa, con rumbo al norte, a buscar sombra y refugio en la plaza de Guayaquil Naturalmente, el almirante patriota ignoraba por completo la suerte desventurada que había cabido a los dos navíos -''Alejandro I" y "San Telmo"; y fue por ello que, anheloso de no dejarse bur– lar por los tales, como acababa de serlo por la "Prueba", determinó, en vista de las comunicaciones y nuevas que en esa fecha recibió del gobierno de Chile.. emprender, como emprendió viaje a Arica (tarde del 7 de octubre); puerto en el que -le anunciaban- estarían a la sazón esas dos naves españolas, que, según el lord, era necesario embestir y coger, antes de su próxima incorporación en la enemiga escuadra. Y salió, y perdió tiempo y paciencia, porque "tuvo el sentimiento de no encontrar" en el puerto referido a los dos buques (36) Y no ''Europa", como equivocadamente dice Cochrane en sus Me. marias, pág. 33.
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