Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
650 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ entre individuos de la guarnición de tierra y gente de mar ( 1); e iba, según ya se ha dicho, a órdenes de James Charles, como primer jef , y de Miller como segundo. Comandante general de las tropas de mar y tierra expedicionarios, era Guise (2). III Encargado de la defensa de Pisco y de su costa, encontrábase el entonces titulado comandante general del litoral sur del virreinato, mariscal de campo don Manuel González Torres de Navarra; hom– bre de campanillas, de esos que alcanzan una grande aunque inex– plicable figuración; que acababa de ser, nada menos, virrey y ca– pitán general de las islas Filipinas, subinspector general interino de las tropas del Perú, gobernador de la plaza y presidio del Callao y cabo principal de sus armas; individuo a quien, por otras circuns– tancias, ya conocemos, y que en esta razón estaba a la cabeza de seiscientos infantes, ciento cincuenta caballos y cuatro piezas de ar– tillería de campaña ( 3); fuerzas por cierto duplas de las presuntas invasoras, y que pudieron hacer trágico y nugatorio el próximo ata– que. Tales fuerzas hallábanse acantonadas, con su jefe, en la villa de Pisco, a una milla del mar. El puerto del mismo nombre hallá– base defendido por un fuerte de poca importancia, construído en tiempo del virrey don Ambrosio O'Higgins, padre del Director chi– leno; y en ese fuerte yacían emplazados dos cañones de bronce de a 22 y seis de hierro de a 12, manejados y custodiados por la perti– nente, pero limitada guarnición de artillería veterana. (1) Es la cifra que, en sus Memorias, estampa su jefe, Miller. Cochrane la rebaja a 300 (Memorias, pág. 33); y Bulnes, ignoramos por qué, a 220 pri– mero y a 330 después (Op. cit., vol. l, págs. 322 y 325). Torrente corrobora el dato de Miller (pág. 501); y sólo Camba lo exagera, fijando en 400 hombres la tropa patriota de desembarco (pág. 314). (2) En esta expedición no fué nuestro compatriota Franci co Vidal, que en esos momentos preparábase a salir con Cochrane a Guayaquil. (3) Número confesado por Torrente, quien habla de que el jefe realista (González), a quien tacha de ''poca firmeza", pudo "y debió hacer una brillan– te resistencia, proporcionada a la superioridad de sus recursos": t. II, pág. 502.- No hay, pues, razón para disminuir, como lo han hecho Bulnes y Men– diburu, siguiendo al parcial García Camba, la fuerza e pañola de infantería en una tercera parte, y la de caballería a la mitad. Miller sigue a Torrente y es, a su vez, copiado por Paz Soldán.
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