Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

SEGUNDO CRUCERO DE LORD COCHRANE 651 IV Guise habría querido embestir sorpresivamente y capturar fuer– te,puerto y vida en la noche del 6, antes de que llegárales a los primeros cualquier auxilio, o la segunda diérase exacta cuenta del ataque; pero la calma de los vientos o paracas que barren aquella costa, fue completa en la fecha referida; y así, contra su voluntad Y su deseo, hubo de arribar y enredarse en la ardua empresa, sólo en la mañana del 7; circunstancia que produjo, con las deplorables pérdidas personales que van a verse, una mayor y muy dolorosa efusión de preciosa sangre. Eran en efecto, las cuatro de la mañana del enunciado día, cuan– do la división naval patriota dió fondo, al N.O. de lea, frente a la bahía de Paracas, así entonces apodada por los vientos en cues– tión; pero que (un año escaso después) recibiría la denominación de "bahía de la Independencia", por haber desembarcado en ella, antes que en ninguna otra, la anhelada y respetable expedición li– bertadora de San Martín. En la rada había una nave, enviada a cargar los ricos vinos y flguardientes de aquellos valles. Era la "Cantón", bergantín un tiem– po armado en guerra, como auxiliar de la marina española; el mis– mo que, con la "Resolución", había en aguas chinchanas atacado al corsario chileno "Maipú" y vencido al bravo comandante británi– co Jolm Brown; y que, impotente para dar batalla a la división naval surgida, no se atrevió a salir, ni a batirse, reducido, en la brega por venir, al triste papel de espectador. V Guise.i de acuerdo con sus colegas, llevaba trazado desde a bor– do, un plan de incursión por demás sencillo, basado por supuesto en la serie de datos inseguros e imprecisos que de esa zona se te– nían. Esta última, en el presunto circuito de combate, estaba redu– cida a un largo y angosto paralelógramo, tendido desde el mar hasta la villa pisqueña, entonces habitada por unos dos mil almas máxi– mum, hecha abstracción de los cinco mil existentes en el valle cir– cunstante de Chunchanga o valle de Pisco, inclusos, en esta segunda cifra, más de tres mil esclavos negros (4). Los ángulos occidentales de ese paralelogramo estaban marcados; de norte a sur, por el puer– to y por su fortaleza; los orientales, por un altozano y por la po- (4) Miller, loe. cit., p g. 203.

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