Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

SEGUNDO CRUCERO DE LORD COCHRANE 653 VII Sin hacer un solo tiro a los realistas (5), a pesar del vivo fuego en que rompió la artillería de la playa, Charles, joven todavía y más radiante que nunca, llevando al pecho sus áureas o nevadas cruces de San Jorge, del Mérito y de María Teresa, desprendióse de los buques expedicionarios en la batelería ligera y tomó tierra en Pa– racas, de cuya orilla dirigióse, en el respectivo orden, a atacar el fuerte. Robertson, Gibson y Sowersby -los dos primeros con lama– rinería de asalto, y el último con la reserva- procedieron serena y bizarramente sobre el pequeño castillo; mientras el mismo Charles y Miller, conforme al plan anteladamente trazado y ya referido, interponíanse en la senda de comunicación entre Pisco y el mar, así para cortar toda retirada a los invadidos, como para prevenir una posible sorpresa del lado de adentro. Los individuos primeramente cogidos al desembarcar, imponen a Charles y a Miller de que las fuerzas del adversario, acantonadas en la población de Pisco, alcanzan a un millar de plazas, más o menos. Los patriotas, que no son más que trescientos cincuenta, no se descorazonan por eso; y aunque, como dice el segundo de aque– llos jefes en sus Memorias, lo más prudente hubiera sido ret.mbar– carse; más que nada porque "las dos terceras partes de los marinos son reclutas que no conocen la escuela de pelotón"; con todo: el recuerdo de las tentativas malogradas al frente del Callao, produce el deseo unánime de atacar" sin más vacilaciones ni demoras (6). Iníciase la acometida en cuestión, que juzga el jefe fácil e ins– tantánea, cuando comienza a llover una granizada de fuego, proce– dente del montezuelo en que se afirma la derecha española, nó so– bre las tropas enviadas sobre el fortín, que los realistas temen ofen– der; sino sobre la infantería de Charles y Miller, que así comienza a experimentar sencillas pérdidas . Rapidísima conferencia entre ambos jefes contempla y resuelve la inesperada situación. Sobre el campo mismo se traza un nuevo -plan, y se tiende una línea de avance y acometida, que se distribuye en cuatro secciones: la primera, a las órdenes del teniente argentino, don Manuel Urquiza; la segunda, confiada al súbdito francés don Salvador Soyer, contador de la "Lautaro" exoficial del ejército de su patria, hombre distinguido, entusiasta y culto, que ese día ofrecióse espontáneamente a luchar y morir por la causa de la independencia (5) Cochrane, id., pág 35 (6) Op . ref., vol. I, pág. 203.

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