Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

658 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ bitual, acantónase en Pisco, y allí conságrase, con algunos oficiales y soldados del Dragones, y la compañía del Numancia mandada por el capitán Urdaneta, a instruir a los milicianos de la región para ponerlos en estado de competir con las fuerzas de línea. X Mientras todo esto acaecía en la zona meridional, Cochrane, a quien vimos ponerse en viaje desde el Callao (12 de noviembre), navegaba, con viento y corriente favorables, hacia Guayaquil. El 16, necesitado de aguada y víveres, hizo arribada al puerto de Santa. Encontrábase éste ocupado por milicias españolas, destinadas a pro– teger la carga y descarga de efectos, que, temerosa y clandestina– mente, continuaban efectuando la Compañía de Filipinas y los demás mercaderes de la sede virreinal, martirizada por el bloqueo. Y, como de no capturar el puerto, toda operación sería imposible, el almi– rante comisionó al joven Vidal para realizar la operación, inmedia– tamente coronada por el buen éxito, no obstante lo reducido de la marinería entregada al mando del teniente peruano, y la cifra de los atacados, tres veces superiores (18). El gozo del día se colmó con el arribo de la división Guisse y de su abundante cuanto precioso bo– tín ( 16 de noviembre), que proveyó a toda la flota muníficamente, de cuanto había menester y de que a la sazón absolutamente carecía. Ya reunida ésta totalmente, continuó al norte. Pero ocurrió que la peste denominada entre los chilenos "chava– longo", ataque febril que acababa por comprometer el cerebro, y que científicamente, pudo ser el tifus, el tabardillo o la fiebre tifoidea (19), empezase a diezmar el número de los tripulantes, principal– mente en el navío "San Martín", en el bergantín "Araucano" (20) y en la fragata "Independencia". Cinco o seis piezas perdíanse diaria– mente, y la enfermedad empezaba a cundir en todo el resto de la flota. Aun no se había salido de Santa a Paita, cuando, agravándose ese estado de cosas, comprendió el almirante la necesidad de ponerle inmediato remedio. Permaneciendo, pues, en el primero de los puer– tos referidos, determinó el regreso a Valparaíso de los buques in- (18) Miller, op. et vol. cit., pág . 205.- Torrente, id. vol. II, pág. 502. (19) La palabra chavalongo es de procedencia Araucana, y viene de chávo, fiebre y lonco, cabeza.- La peste en cuestión fue, según Bulnes, lle. vada a bordo por los noventa soldados embarcados en Coquimbo y de los cuales se habló ya en la pág. cit. en este tomo. (20) Que había quedado de crucero entre el Callao y Cerro Azul, simu. lando la proximidad de la escuadra y resguardando el bloqueo.

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