Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

666 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ ga ganada. Restablecido paulatina y dolorosamente de su postra– ción mortal, encontrábase el abnegado inglés mejor de sus heridas; y ya sentíase en la posibilidad de acometer, con ese almirante en que creía y al cual entrañablemente admiraba, las más audaces Y peJigrosas hazañas, aun a trueque de perder al cabo la vida. No sabia aún cuáles eran los gigantescos proyectos a que en sus con– versaciones aludía misteriosamente el lord; pero, fuesen cuales fueran, lo ayudaría. Ya se espantará de que, "con un solo buque y de un solo golpe", se arriesgue el cóndor de la ''Hind", de la "Pa– llas", del "Imperieuse" y del "Speedy", a detener el pujante revue– lo y clavar pico y garras en la inexpugnable Valdivia; pero no se negará, y antes complaceráse en acompañarle en empresa tan inau– dita, que, a pesar de todos los temores y dudas, quedará coronada en un solo día. . . No estaba bien tDdavía, cuando, el 18 de enero de 1820, la almiranta avistó la Punta de Galera, promontorio lú– gumbre y gris emplazado al sur de la enredada canalería en que se aconcha, como una fiera en su cubil, la temida plaza fuerte. En esa fecha "once semanas después de herido mortalmente ·en Pis– co", fue Miller, por primera vez, conducido a la cubierta, para, des– de allí, contemplar el escabroso teatro en que, débil aún y vacilan– te, habría de conquistar nueva inmarcesible gloria ( 6). Y palpó lo temerario de la hazaña, mas no dudó del buen suceso, porque siempre creyó que el excelso Cochrane habría de ser y era inven– cible ... IV Habíase, al salir de la Puná, tomado gran altura, hasta los 110? de longitud occidental; y remontádose el Pacífico, en línea casi recta, hasta la isla de Juan Fernández, a los 35? de latitud sur ya mejor orientados, los expedicionarios partieron en derechura al paralelo 40, y en él, a la famosa plaza fuerte que, para antemural y valla contra incursiones de los feroces araucanos, habíase allí . alzado durante la colonia y bautizado con el épico nombre del con– quistador de Chile, Pudiera ocurrir - pensaba Cochrane - que en– contrárase a la sazón en dicha plaza, al abrigo de sus cañones el "San Telmo"; buque, compañero de la "Prueba", cuya suerte el al– mirante desconocía, y que, según dijimos oportunamente había naufragado y héchose pedazos en el Cabo de Hornos, sin escapar del horrendo desastre una sola vida. (6) Miller, Memorias, vol. I, pág. 208.

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