Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
668 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ tierra. Entra, pues, sin miedo ni vacilación. El almirante sálele al encuentro. Cuando el bergantín descubre su yerro, es tarde para remediarlo. Alejáse a toda vela, auxiliado por el viento sur; pero la ''O'Higgins", superiormente impelida por ese soplo mismo, dale caza y captúralo en sólo un espacio de tres horas. La nave, su gen– te, sus víveres y el dinero que trasporta, ascendente a unos veinte mil duros, caen en manos de los independientes. Cógese a bordo una serie de documentos valiosos, que derraman abundante luz sobre la situación de los adversarios y para los planes del lord. Ese día 18 y el subsiguiente 19 (7), en una simple falúa, Cochrane se inter– na en los vericuetos del puerto artillado, y redondeado, con los más prolijos detalles, el anterior reconocimiento general. Certifica la presencia, al amparo de las fortalezas, de otra fragata española - la "Dolores" - que puede ventajosamente incrementar su actual minúscula potencia marítima, reducida a la almiranta y el "Potri– lla", que acaba de aprehender. La "Dolores"- no habrá que repe– tirlo - será también su buena presa, - en el día no lejanü' de la captura de los fuertes. VI Era esto, se ha dicho, el 19. En la tarde del propio día, Co– chrane infló velas en sentido norte, y dirigióse a Talcahuano, puer· (7) Hay disconformidad saltante en las fechas apuntadas por Stevenson, Miller y otros autores. Nos atenemos a las fijadas por el segundo, que fue actor y testigo ocular, testigo de excepción, de los acontecimientos narrados en el presente capítulo. A propós:!.to y de paso, copiaremos aquí unos cuantos renglones en que el simpático y anecdótico Miller danos relación de un hecho emocionante ocurrido a bordo del "Potrillo", ·en momentos de ocuparse por los patriotas dicho apresado bergantín. "En esta ocasión, dice el futuro general peruano, ocurrió uno de aquellos encuentros interesantes, que se ofrecen pocas veces. El capitán Benet, secretario del almirante, que por algún evento quedó abandonado en el territorio araucano, diecisiete años antes, reconoció entre los prisioneros (del "Potrillo") a toda la familia de Del Río, cuyos padres lo habían rescatado de los araucanos y adoptado por hijo. Esta familia lo había tratado como a tal, y permaneció con ella, hasta qu,e la mezquina po– lítica del sistema colonial español obligó al gobernador de la Concepción a enviarle a Lima, respecto de ser súbdito inglés; pero un nuevo e inesperado acciaente los reunió otra vez al cabo de ese intervalo de diecisiete años. El amor paternal y filial con que se abrazaron al reconocerse, excitó la sensi– bilidad y simpatía de cuantos presenciaban aquella escena verdaderamente tierna. El secretario añadía el placer de hallar a su bienhechores, el de encon_ trarse en situación de compensar en cierto modo la bondadosa acogida y pro– tección que les había merecido, cuando, niño y prisionero, había necesitado una mano protectora que le salvase del estado miserable a que un azar le habían conducido".- Memorias, vol. 1, págs. 208 y 209.
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