Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

672 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ ante esa situación, reagravaban las cabeceadas y trepidaciones del expuesto buque. A ochenta millas de Talcahuano; sin esperanzas de ayuda, porque el "Intrépido" y el "Montezuma" ya no se en- . contraban en las cercanías; con las dos exclusivas bombas existen– tes a bordo, en tan lastimoso estado, que yacen allí arrumadas "fue– ra de servicio"; si esa mar de leva crece, como expone el lord, la "O' Higgins"habría acabado por hacerse trizas. VIII El grito de pavor que, al sentirse el primer choque, estalla en todos los compartimentos de la nave, y el sacudón titánico surgen– te de ese choque mismo, despiertan azorado al providente lord, que, casi desnudo como está, salta de su camarote y constitúyese a saltos en el puente de peligro. Todo el mundo hace lo propio, y el puente es, en pocos segundos, un asilo de locos. "La alarma y la desesperación . vense marcadas en los semblantes de la . mayor parte de la gente" (13). La casi totalidad de ésta última clama por el abandono del barco, que cree ver hundirse por instantes en los abismos del océano. Cochrane, con su voz de trueno y su corazón de gigante, se hace oir y se impone. Ese corazón, sereno y decidido siempre, determina vencer al desastre y al destino; y su mirada de águila le dice que, en una embarcación que no cuenta con botes bastantes, a no ser para unas ciento cincuenta personas máximum, y en cuyos senos alientan sin embargo seiscientas de éstas últimas, consentir en el abandono es decretar "una lucha a muerte por sal– var la vida" ... Y, "caso de salvar, les dice, lo único que conseguiréis es tocar la tierra del Arauco, en donde sólo encontraréis las torturas y el odio mortal de españoles e indios ... Hay que salvar, sí, pero en el buque y con el buque!" ... Rápida, pero a la par serenamente, infundiendo en todos fe y esperanzas, actividad y entusiasmo con el ejemplo, procura ante todo darse cuenta de la verdad·~ra situación. Sube, baja, corre, lo ve todo, lo examina todo, mide, calcula, piensa y resuelve con la velocidad del rayo; quítase frenético la casaca con que al vuelo ha paliado 8U casi desnudez, y en mangas de camisa pónese a la labor como un simple marinero. Retazos no pequeños del forro y trozos de la falsa quilla sobrenadan en derredor del casco herido; la son– dalesa marca nueve pies de agua en la sentina; y hasta tres en la bodega; el almacén de pólvora está inundado; las municiones, inu- (13) Miller, vol. 1, pág. 212.

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