Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
VALDIVIA.- LA GORRA DE VIDAL 673 tilizadas, sin más excepción que las de las cartuchera~ de los sol· dados; las bombas, que el carpintero no puede reparar, resultan inútiles; oficiales y marineros claman por la desocupación; la nave es un laberinto. Contra gritos indicaciones y protestas, larga a po– pa un anclote para espía; manda achicar el agua con los cubos; y él mismo entrégase al reparo fracasado de las bombas. El día 26 se gasta entero en la faena. A la media noche funciona aceptable– mente el bombeo, y el agua disminuye. Rechaza indignado a quienes tráenle parte de haber todavía hasta cinco pies de agua en la bode– ga. Nuevo Leonidas de esas Termópilas marinas, sus respuestas son tan láconicas y rotundas, tan vivas y elocuentes, como aquéllas del rey espartano y su bravo Dioneceo. Avísanle que pólvora y municio– nes se han perdido: "Pelearemos, exclama, a la bayoneta!" Cuando decide abandonar el lugar del siniestro, y los oficiales demandan es– trepitosos que antes se reconozcan la amplitud y gravedad de la abertura, contesta con "un no seco" (14); y añade, dirigiéndose a Miller: "Mayor, no es verdad que es necesario tomar a Valdivia?". Y a quienes insisten en la urgencia de desamparar la maltrecha almi– ranta, les replica: "Antes que volver atrás, nos ahogaremos!".- Pe– ro es que aún hay mucha, mucha agua" - Ha aumentado?" - ''No". - "Pues, a izar velas!". Si la magnimidad y el heroísmo son también contagiosos, po– cas veces esas dos virtudes han triunfado y propagádose de más noble manera. La tripulación total, como un solo hombre, cobran– do esa confianza relampagueante en el alma de su corifeo, trabaja, suda y vence. Aminorada la inundación, sin curarse siquiera de las multiplicadas averías (15), Cochrane, entre otra nube de protestas, leva el anclote el 27, y manda virar de bordo ante las atónitas mira– das de esa conmovida mesnada, que júzgase ya en brazos de la muer– te. "En Valdivia, exclama, nos repararemos"... La almiranta flota, la almiranta vira, infla velas, y pausadamente, cuidadosamente, se aventura en pleno peligro de perecer, por las soledades de esa mar que parece prepararse a tragarla y deshacerla ... Aureolado, semiendiosado ante sus subalternos, por la "profun– da impresión de cuantos presenciaron sus acciones" (16), Cochrane, ya en conserva con la "Montezuma" y el "Intrépido" a los que en– cuentra a la altura del puerto de destino, avista al cabo, satisfecho y salvo la punta de Galera (2 de febrero). (14) Miller, vol. cit., pág. 211. (15) "Rasgo (éste), dice Camba, verdaderamente característico del genio de aquel almirante": op . et vol. cit., pág. 320. 16) Miller, loe. cit., pág. 210.
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