Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
6 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ · él había fundado el Mártir o libre; él había tomado parte primor– dial en El Redactor de la Asamblea General Constituyente, insta– lada el 31 de 1.mero de 1813, y en la Gaceta oficial de Santiago; él había dado a luz, en esta última población, el Censor de la Revolu– ción de Chile; y él, en fin, había ilustrado, con su talento y con su pluma, todas las publicaciones de la época, aparecidas de este o de aquel ladc de los Andes. Nadie, pues, más a propósito para la finali– dad perseguida por el héroe que este publicista, habituado a las li– des y el manejo de ese poder moral incontrastable: el periodismo. V La imprenta del Ejército Libertador, no sólo 1editaba los f".lmo– sos boletines de la campaña, dando cuenta de los hechos más nota– bles de ésta (1); sino que, en los intermedios, ocupábase, ante todo" y sobre todo, en la impresión de centenares de miles de manifiestos y proclamas, que, conducidas luego por manos invisibles, desparra– mábanse profusamente en todas las ciudades, villas y hasta campos y aldeas de la costa y del interior. Este procedimiento, empleado desde mucho antes de la expedición de 1820, valiéndose para él de los abnegados sujetos a quienes hemos bautizado con la denomina– ción de "peregrinos de la libertad", acentuóse y multiplicóse, como es de suponer, con la proximidad de la masa sociológica reductible y asimilable; esto es, desde el momento en que aquella expedición llegó al Perú. Hemos dicho, en efecto, y no hay que repetirlo, la manera como comenzó, progre~ó, y se hizo constante y metódica aquella propagan– da impresa, a que tan elocuentemente refiérense determinados por– menores apuntados por Espejo y otros mnemógrafos; y ya vimos en precedentes capítulos, cómo, de manera misteriosa y desesperan– te, llegó aquella propaganda, en muchas oportunidades, hasta hacer que amaneciesen literalmente alfombradas de boletines y procla~as, las calles más centrales de Lima. Los buques de Cochrane, a lo largo de la costa; las grandes guardias, los destacamentos avanzados y los (1) Sólo fueron nueve: el l "', de S de octubre de 1820; y el último, de 24 de enero de 1821. Son los únicos que conocemos; pero es posible que hubiese habido otros, editados entre la última de aquellas fechas y la de la entrada en Lima. Salieron, sucesivamente en Pisco, Ancón, Supe y Huaura,_ sin fecha ni períodos determinados, esto es, eventualmente, cada vez que la importancia de los sucesos o la urgencia de las necesidades lo exigían. En los Documentos históricos de Odriozola hál~anse reproducidos, total o parcialmente, los núme· ros 2, 5, 7 y 9, del 22 de octubre (Pisco), 2 de diciembre (Supe) y 14 de di– ciembre de 1820 (Huaura); y de 24 de enero de 1821 (Huaura), respectivamente
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