Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

PRIMER ESBOZO DE ADMINISTRACION DE GOBIERNO 13 gio de los libertados como de los libertadores, el hecho de que, en cinco meses largos (desde el 8 de setiembre hasta el 12 de febrero de 1821) no imperasen todavía otra ley ni otra autoridad que las de la violencia, residente en el ímpetu de las armas; y urgiendo legi– timar las relaciones del ejército invasor con la población invadida, por el intermedio de los precisos representantes de ésta, así fueran impuestos y provisionales; y, más que todo, para dar cumplimiento a la multitud de promesas formuladas, antes y después de la expe– dición libertadora, de dar evidencia y organización propias a los pue– blos cuya redención se venía a cemquistar y sostener por amor a la América, al derecho, a la justicia y a la dignidad humana; vios€ San Martín en la precisión de estudiar y de expedir un estatuto o ronstitución inicial cualquiera, que a la vez que fuera una respuesta a los anhelos y votos públicos, diese satisfacción, momentánea si– quiera, a todos los fines precedentemente relacionados. Con tal propósito, expidió el 12 de febrero de 1821, aniversario de la batalla de Chacabuco -o sea, repetimos, cinco meses des– pués de su arribo a territorio del Perú- el esbozo de gobierno y ad– ministración que su autor calificó y la historia conoce con el nom– bre de Reglamento Provisional de Huaura. II Tal reglamento constaba de solo veinte artículos, precedidos de un preámbulo o parte considerativa, en que se explanaban, sucin– ta y nebulosamente, los fundamentos que, para formular aquéllos, habían tenido en mientes los tres primeros constituyentes del Estado peruano; a saber: San Martín, y sus dos grandes secretarios auxilia– res, Monteagudo y García del Río. Ese preámbulo decía así: "Encargado de restituir a esta vasta parte del continente ame– ricano su existencia y sus derechos, es un deber mío consultar, sin restricción, todos los medios capaces de contribuir a aquella gran– de obra. Aunque la victoria hiciese una estrecha alianza con mis armas, quedaría sin embargo, un peligroso vacío en los empeños que he contraído, si no me anticipase a preparar los elementos de reforma universal, que ni es posible perfeccionar en un día, ni es f usto diferir enteramente bajo ningún pretexto. Los sucesos más brillantes de la guerra y las empresas más gloriosas. del genio de los hombres, no harían más que excitar en los pueblos un sentimiento de admiración mezclado de zozobra, si no entreviesen, por término de todas ellas, la mejora de sus instituciones y la indemnización de

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