Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

I OPINION EN LIMA 325 blos, y principalmente Lima, en su suerte futura? ... ¿Qué será de todos los que habitan el Perú, si durare esta guerra desastrosa? .--Cuáles las exacciones y violencias que ocasionará una tregua, y no una paz? ¿Con qué medios se mantendrán dos ejércitos y escua– dras, dos gobiernos distintos y sus respectivas administraciones? ¿Cómo cambinar opiniones diametralmente opuestas? ¿Cómo sa– tifacer los empeños? ¿No crecerá la misma hasta el grado de que cada casa se convierta en un cementerio? ¿Y qué ventajas repor– taría de esto la España, y mucho menos la América? ¿Deben tra· tarse secretamente y por medio de intrusos tutores, las cos.as más sagradas de una nación entera? ¿Con qué poderes pues, se dispone de nuestra existencia política, de nuestras haciendas y vidas? ¿Tan– tos años declama1ido contra la opresión, y hemos de ser oprimidos siempre? ¿A donde están esos derechos .que restituye la constitu– ción? ¿Considera V.E. que el Perú pertenece al patrimonio de uno o de algunos pocos extraños? ¿Se deberá confiar más en el sór· dido interés de los usurpadores, que en los esfuerzas de la mis– mas personas interesadas? ¿Serán preferibles dos o tres mercena· rios o la multitud que compone el Estado? ¿No será más conve– r:iente la paz que la guerra, el sosiego que el tumulto, la concordia que la anarquía? ¿Los consejos de los sabios y honrados ciudada– nos, no conducirán más a la salvación del Perú, que las miras mez– quinas e interesadas de los que no tienen otro objeto que su pro– vecho personal? ¿No será siempre más oportuno que los pueblos decidan de su suerte, que se organicen por sí mismos de un modo honroso; y no pasar por la humillación de recibir la ley que les quieran dar? ¿La voluntad libremente expres-ada en un cabildo, abierto, presidido por el orden, no sería el término de tanto desas– tre? ¿De esta suerte no se conciliarían los intereses de tantos es· pañoles apreciables de ambos hemisferios? ¿Y .. . ?. Pero mejor es no decirlo todo. La penetración de V.E. deducirá lo que no es posible expresar en este corto papel. Ella salvará a Lima, si atien· de a los clamores de su vecindario; o contribuirá a su ruina, si un temor indiscreto conduce a V.E. a perpetrar, con el silencio, la más inicua trllición a la confianza de los que eligieron el Ayuntamiento. No hay s_ino dos extremos: salvación del Estado . por medio de un Cabildo abierto; o morir infamemente, V.E. y la mayor parte de esta capital. Esta es la voz del pueDlo".

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