Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
PASIVIDAD E INACCION 23 mi caballería, me decidieron a volver a ocupar esta posición, que reúne las ventajas de que allá carecía, sin los inconvenientes a que estaba expuesto". Efectivamente, pocos vallles existen en la costa del Perú, más ricos y abundantes que el del Huaura, así en pastos como en ganados y en toda especie de productos. Ya lo hemos explicado en otra par– te; y séanos ahora suficiente recordar que eran más de veinte fun– dos fecundísimos los que ofrendaban al ejército patriota una man– sión ciertamente paradisiaca. Partiendo del mar hacia las alturas, hasta el pueblo de Sayán, término de la línea de acantonamiento, demoran, por un extremo, las haciendas de Chacaca, Ruquia, Mazo y la Capellanía, la Muralla, el Ingenio, Rompoy y Desagravio, la Al– cantarilla y Acaray; por el opuesto, las de Vilcahuaura, Umaya, Can– delaria, San Jerónimo y Quipico; y, en baja diversa, aunque adya– cente, las de Manú, Andahuasi, Casablanca y otras más. Tanto dio y sirvió aquel hermoso valle al Ejército Libertador, desde mucho antes de acantonarse en sus verdes y floridas vegas, que ya el 21 de noviembre de 1820, por carta datada en Supe, San Martín participaba hallarse su caballería "montada a dos caballos por hombre" (7). Reclamaciones posteriores, de que se hablará opor– tunamente, exigiendo del gobierno peruano autonómico la indemni– zación de los suministros, voluntarios o forzosos , hechos a las tro– pas auxiliares, acreditaron, años después (1853), el monto inmenso Cle esos suministros, por lo cuantioso de las sumas que hubieron de abonarse a los propietarios de todos los enunciados fundos de Huaura. De no haber nuestros huéspedes abusado de los frutos deliciosos de la tierra, que en su mayor parte les eran desconocidos; abuso que, agravado con la endemia palúdica "de los llanos" sirvió de fuente a btras muchas enfermedades -entre ellas la disentería-. la hueste independizadora habríase conservado y ensanchado en Huaura enor– memente, sin dolores, dolencias ni mayores dificultades. III Cuatro meses largos (5 de diciembre de 1820 a 27 de abril de 1821) -con la única deducción de los dieciseis días gastados en el avance de Huaura a Retes- permaneció San Martín en el primero de los campamentos mencionados. Fue aquél un deplorable estanca– miento que, de un lado, imprimió en la campaña libertadora un (7) Carta ref., apud Mitre, III, pág . 46 .
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