Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
332 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ IV Añadamos aquí que los realistas sintiéronse por todo extremo humillados con la concesión, víctimas de aquella puerilidad y exage– ración quijotesca de que por entonces dieron tantas muestras. Porque la opinión del pueblo, lejos de manifestar su gratitud para con el paso dado por La Serna, que así vio burladas sus segundas miras, atribuyó todo el beneficio y su mérito innegable a la magna– nimidad y beneficencia del general invasor; de donde, anhelosos de Hrebatar todo prestigio a la acción, en vista de lo inesperado y con– trario de su éxito, incidieron en la niñería de propalar sotto voce, primero, y de afirmar en su prensa oficial, después, la burda especie de que la ansiada provisión había sido interesada; y de que el interés que la movía radicaba en el proyecto oculto, acariciado por los pa– triotas de prorrogar en su provecho el armisticio. Pero he aquí que el tal desplante había entrado también en las claras previsiones del general independiente; y que éste apresuróse gozosamente, con su liabitual astucia, a explotarlo y convertirlo en ventaja suya exclusiva. Hizo, en efecto, que sus diputados protestasen inmediatamente, y so– licitasen del virrey o de sus comisionados las necesarias aclaraciones y, luego, en forma solemne y enfática, declaró públicamente "no haber venido a hacer la guerra a los pueblos, ni abrigado jamás el propósito de que los habitantes inermes del territorio del Perú so– portasen las consecuencias de males en que ellos no tenían partici– pación y a los que no habían dado motivo"; triunfo moral, éste, que, como muchos otros, se debió únicamente a los renuncios de los realistas. V Se comprende bien el efecto que en la opinión de la ciudad pro– ducían todos esos incidentes; y el encarnizamiento con que aquélla revelaba su prevención y odio crecientes·, indisimulables ya, contra los que juzgaba solos causantes de su desdicha y su desesperación. Cuenta Arenales, en sus Memorias, que "el despotismo y la rapaci– dad de los españoles habían exasperado a tal extremo al pueblo de Lima, que los sentimientos de patriotismo hubieron de despertar en los más indiferentes"; y agrega: "La miseria y la escasez de sub– sistencias, no menos que las consiguientes violencias, para procurar J"ecursos de todo género, e imponer silencio aun a la misma cala– midad, f~eron otros tantos medios adecuados para reclutar proséli-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx