Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
OPINION EN LIMA 335 consuele a las esposas del Señor puestas a su cuidado.- Queda de V.R. su atento servidor y capellán por ahora,- Fr. Estanislao Sán– chez.- Postdata.- A más de la junta de guerra, se ha decretado, en 14 del presente junio, el despojo de los templos, como principio de las demás infernales resoluciones.- Vale" (2). VII Confundida y alebronada la priora, y con ella la congregación ~ntera -como queda dicho- no tuvo la primera otro recurso que consultar a su capellán, a fin de que éste pusiera el incidente en co– nocimiento del arzobispo. El capellán, con todo, quiso antes consul– tarse a su vez; e hízolo con el R.P. Fr. Francisco Ayuso, guardián del convento franciscano de Jesús de Lima, quien juzgó que el asunto DO tocaba tanto a la autoridad eclesiástica, de suyo impotente, cuanto a la potestad civil. En consecuencia, Ayuso dirigióse al virrey mismo, en vía de denuncia y solicitud de protección, comentando, como era de esperar, la comunicación del R.P. Sánchez y acabando por estimular el destinatario al pronto y ejemplar castigo de los fal– sarios rebeldes y calumniadores (3). (2) Apud Arenales, Memorias, pág. 237, ed. de 1920; y Pruvonena, t. I, pág. 39. (3) Ayuso habló al representante regio en los términos que siguen: "Excmo. Sr.:-Desde que tuve la fortuna d.e pisar este dichoso suelo (Ayuso era español), he dirigido constantemente todos mis esfuerzos y conatos, a procu– rar, por medio de mi ministerio, el aumento de su felicidad; y tengo la satis– facción de que, si mis deseos no se han realizado extensamente, debo atribuir– lo a la escasez de mis luces, y no a falta de voluntad. En esta época, verda– deramente triste y lastimosa, en que muchos, por diferentes caminos, sólo procuran sembrar la cizaña y dividir la opinión de estos pacíficos habitantes, que, ahora más que nunca, deberían uniformar; es cuando se trata de atizar la discordia, y se aglomeran materiales para sumergirnos en una conflagración general. En testimonio de estas verdades, tengo el honor de presentar, impre– sa a V.E. la siguiente carta, que, hoy casualmente, he recogido, a las seis y media de la tarde de manos del señor capellán del monasterio de Santa Teresa, a quien la R.M. Priora, llena de aflicciones, la entregó, y es, a la letra, como sigue: - (Aquí la carta).- A la vista de este documento, en el que se toma el nombre de un hermano mío, eminente por sus virtudes y talento, que hace cuatro años llora su falta la religión de San Francisco, no extrañará V.E. la insidiosa perfidia de que se valen los enemigos del orden, para vul– nerar descaradamente a esa junta respetable, en la que se ventila actualmente el futuro bienestar de estos pueblos, a los cuales ha dado V.E. tantas prue– bas de sus sanos deseos, por medio de la Gaceta de Gobierno.- No es fácil, Excmo . Sr., atinar con el autor de tan subversivo escrito; pero tampoco es difícil adivinar su clase. De todos modos, V.E., creo, debe aquietar los áni mos de unas víctimas inocentes, que intenta sacrificar el destructor del so-
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