Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
RETIRADA REALISTA 343 cumentos pudiesen revelar al adversario la situación angustiosa de los asuntos coloniales y la disminución de las fuerzas realistas, tanto como aquellos que pudieran comprometer en lo menor a sus compatriotas o a los criollos adictos a la causa. Y, en fin, vaciáronse los parques del cuartel de Santa Catalina y del palacio de los virre– yes, para llevarlos todos consigo (como se hizo al Cerro y a Jauja), enviando el sobrante utilizable a los castillos del vecino puerto, y destruyendo cuanto en esas circunstancias pudiera servir de estorbo o resultar de inutilidad para la guerra, aunque no dejase de tener urgencia para una buena administración en tiempo de paz. Llevóse el rigor, en esta parte, hasta el extremo de negar unos cuantos fu– siles a los comerciantes españoles, que, debiendo permanecer en la . población, solicitáronlos con lloroso ahínco, bien para garantir el orden local, eliminando la posibilidad de asaltos y saqueos; bien para escudarse a sí mismos personalmente, contra probables injurias y faltamientos del populacho, sanmartinista a outrance. VI Intensificóse simultáneamente la solicitud de prórroga del ar– misticio, que, por segunda y última vez, suscribióse, a bordo de la Cleopatra, el 23 de junio; así como la negociación acerca del ingre– so de víveres, concluida el 30 de dicho mes, cuando ya Canterac en– contrábase en camino. Antes de esa prórroga, los preparativos ha– bían sido, en lo posible, secretos, y por eso mismo nocturnos; pero, una vez alcanzada la prolongación de la beneficiosa tregua hasta el final del mes, todo se hizo ya sin recato, a la luz del día, aunque precipitadamente. Siendo, como era, lo más peligroso la salida, los realistas, con la prórroga enunciada, batieron frenéticas palmas, teniendo al cabo la evidencia de disfrutar, para la operación en pro– yecto, toda la indemnidad, tranquilidad y eficacia que en ella ha– bían menester. Ya se ha dicho que este renuncio que brindó a los realistas la seguridad más completa en la ocasión más crítica; y les permitió, con absoluta calma y alegría y hasta con sorna, la consumación de planes verdaderamente salvadores para lo porvenir, constituyó uno de los yerros más condenaDles del general en jefe patriota, según se explicó ya antelada y detenidamente. VII Del 24 al 26 de junio, ocupáronse los dirigentes hispanos en org~_izar la evacuación; y al efecto en la primera de aquellas datas, txp1d1óse orden general de abrir alta, en todos los cuarteles, a todos
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