Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

OCUPACION DE LIMA POR LOS INDEPENDIENTES 359 persistente afán de no comprometer, con elementos sobrados, acción alguna decisiva; su oposición inexplicable a las previsoras determina– ciones y convincentes observaciones de Arenales; y su inconcebible estagnación de más de un año en Lima, que dió tiempo holgado y amplia tranquilidad al enemigo para reponerse, ensanchar sus fuer- 1as y elementos, y retomar la ofensiva, son cargos severos con que le increpa la historia; merecidamente, porque ellos lo constituyen responsable de la innecesaria prolongación de la guerra, cuyas pos– teriores peripecias no quiso afrontar y cuyas dificultades se vió in– capaz de dominar y vencer; hasta que, por su deserción si se quiere personalmente honrosa, pero para este pueblo nociva, puso a ese pueblo, nuevo, anarquizado y por él dejado al garete, en la necesi– dad de aceptar y aplaudir la ayuda de quien destinado estaba a ha– cerle más daño que beneficio. Los españoles, no se explicaban la inac– ción en que frente a ellos, se mantenían los generales independientes; y hablan con sincera fruición del desvanecimiento en que éstos se hundieron "con la ocupación de la deliciosa Lima" (3). Los patrio– tas, por su parte, lamentan que de tal modo "se hubiese abandonado las importantes provincias de la sierra, de las cuales tomaron pose– sión los realistas en divisiones aisladas; incomprensible error que compensó a aquéllos de la pérdida de Lima" (4). El felino abandona la hojosa guarida en que va a verse acorra– lado, y huye y se oculta de quienes siguen sus rastros para per– derlo; pero es a fin de tomar el espacio que le falta para el po– tente salto en que espera desgarrar el corazón de sus enemigos Tal era la retirada de La Serna. IV El noble señor don Pedro José Zárate y Navia, mariscal de cam– po, caballero de la orden de Santiago, conde de Valle Oselle y marqués de Montemira, encargado por La Serna del mando político y militar de la capital peruana, era un viejo bondadoso y respetable, pero desnudo de toda energía, y por eso muy a propósito para el exclusivo objeto que su autoridad había de llenar, a saber, la entrega de Lima. Con todo, y mientras ésta llegara a efectuarse, necesario era proveer a la seguridad y el respeto de las personas y de los bie– nés del vecindario. Las escasas fuerzas del regimiento Concordia dejadas a órdenes del Marqués, podían, en un momento dado, pro– vocar algún grave conflicto con el pueblo, prevenido contra las mis- (3) Camba, Memorias, tomo I, pág. 401. (4) Miller, Memorias, pág.

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