Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
OCUPACION DE LIMA POR LOS INDEPENDIENTES 371 Claro es que tal propósito sólo llegó a ser realidad gracias a la incuria de San Martín. Fraccionado el ejército realista en dos divi– siones primarias -la que salió con Canterac el 25 de junio, y la que, en 6 de julio se movió con el Virrey mismo- y mediando entre am– bas evacuaciones un lapso de once días, pudo bien el general argen– tino disponer que Arenales, hábil y audaz, previsor y astuto, y dota– do de elementos bastantes para el objeto, se encargase de copar la división de Canterac, en tanto que él, con el ejército que quedaba a sus órdenes a las puertas de Lima, suficiente para medirse con la división de La Serna, asaltaba a ésta en plena marcha, antes de lle– gar a los primeros contrafuertes de la cordillera occidental. Aun sin salir por sí mismo, pudo, ya que no enviar el total, des– prender una fuerte división, al mando de alguno de sus tenientes, que picase sin tregua la retaguardia del Virrey, favoreciese la deserción creciente, y lo forzase a una acción fatal, o la desorganizase y disol– viese quizá sin necesidad de combatir. No hizo eso, sino que estancó al ejército libertador en La Legua y se limitó a despachar un regimiento de caballería a órdenes de Necochea, quien, según sus instrucciones, redujo su acción militar a una descubierta o marcha de mera observación, detuvo esa marcha al pie de los Andes y se replegó a Lima, dejando a La Serna, abru– mado ya por una caminata de cien leguas en las inclementes llanu– ras de nuestra costa, libre, tranquilo y desembarazado en sus ulte– riores movimientos. XVII Cochrane critica con acritud y con razón, esta imprevisión ciega, esta pasividad senil, en que no medran las explicaciones que, ante la enorme superioridad de Aníbal, excusaron un día la táctica y es– trategia negativas de Fabio el Contemporizador (14). Miller hace lo mismo. Y Mitre, tan entusiasta admirador del héroe del sur y tan empeñado en hacer resaltar su superioridad sobre Bolívar, no en- (14) "En vez de mandarse protección a los peruanos del interior, se lan– zaron proclamas sumamente pomposas, en las que se presentaba la ocupación de la capital como resultado de sucesivos combates, siendo evidente que no se había disparado un tiro para ello, excepto por el destacamento del coronel Are– nales y la escuadra ... La fuerza que se conservó para custodia de la capital fue excesiva, porque sus habitantes estaban bien cansados de las pesadas cala– midades para que desearan volver a pasarlas. Pero no eran esas las miras de San Martín al retener consigo el ejército: necesitaba la fuerza militar para llevar a cabo otros objetos bien distintos de aquéllos que él había anunciado en sus proclamas y que el gobierno de Chile le había confiado".- Memorias págs . 143 y 144. '
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